Miles de personas salieron a las calles de la capital italiana,
Roma, para rechazar la reforma de la normativa de pensiones
impulsada por el primer ministro Mario Monti, una legislación que
consideran puede dejar a muchos trabajadores atrapados en un limbo
legal, sin pago de jubilación.
Los manifestantes se reunieron frente al antiguo Panteón, en el
centro de la ciudad, para expresar su oposición al aumento de la
edad de jubilación mínima.
La protesta había sido convocada por los principales sindicatos
nacionales: la Confederación General Italiana del Trabajo, la
Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores y la Unión
Italiana del Trabajo (UIL). Estas organizaciones sindicales
denuncian que la reforma afectará de forma negativa a más de 350 mil
personas.
Al aumentar la edad de jubilación, la nación verá cómo los
trabajadores más jóvenes terminarán cobrando pensiones más ligeras
que las de sus padres.
El programa de pensiones de Monti forma parte del paquete de
austeridad aprobado en enero para salvar al país de la bancarrota,
que actualmente es una gran amenaza en toda la Eurozona.
La austeridad comenzó pausadamente tres años atrás, durante la
administración de Silvio Berlusconi, e incluye el aumento de los
recortes presupuestarios, las reformas de pensiones y el incremento
de los impuestos.
A partir de 2012, la edad de jubilación para las mujeres se
incrementó de 60 a 62, mientras los hombres deberán trabajar 42
años, en comparación a los 40 años exigidos anteriormente, para
recibir una pensión completa.
Roma ha sido presionada por la Unión Europea para poner en
práctica las reformas económicas y los recortes presupuestarios, y
así tranquilizar a los inversores que están preocupados por la
relación de la enorme deuda del país, que sólo es superada por
Grecia.