LONDRES.—Pues ya está. Sin más preámbulos. Londres 12 iluminó al
fin sus Juegos. Y lo hizo por todo lo alto, con una ceremonia
inaugural que, sin duda, perdurará en el recuerdo de muchos por un
buen tiempo.
Fastuosa, formidable, sensacional¼
Agotados todos los adjetivos no queda más que rendirse a la
grandilocuencia de la gala. El cineasta Danny Boyle había prometido
"el mayor espectáculo del mundo" y su puesta en escena no decepcionó
a nadie, con un coctel de luces, estampas, pirotecnias y sonido que
sirvió para exaltar la riqueza de la cultura británica. Con sus
raíces, sus logros y su historia¼
Desde
la campiña inglesa hasta la modernidad que hoy puebla una metrópolis
como la capital inglesa, pasando por las revoluciones industrial y
digital, Shakespeare, Harry Potter y una genuina ensalada musical.
Y en medio de todo ello, el desfile de los atletas, con Cuba que
irrumpió en el lugar 50 y Mijaín López meciendo nuevamente la
bandera cuatro años más tarde.
Su Majestad Isabel II dejó inaugurado el magno certamen, tras los
llamados con palabras de aliento, cordialidad y justa confrontación
emitidos por Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico
Internacional, y Sebastián Coe, titular del Comité Organizador,
quienes se dirigieron a los 10 mil 500 atletas involucrados.
Todos
ellos vieron irrumpir la antorcha después de navegar por el Támesis,
y finalmente anclar en su destino portada por glorias y futuros
ídolos del músculo.
El cierre deparó un momento especial con el ex Beatle Paul
McCartney, cantando Hey Jude. Un broche de oro para cederles
el protagonismo a los atletas. El verdadero espectáculo olímpico.