Ariel B. Coya, enviado especial

LONDRES.— Fue una mañana gris y apacible la que vio debutar al primer atleta cubano en los Juegos de Londres’12. A pocas horas de la inauguración, en el Lord’s Cricket Ground, Juan Carlos Stevens (Santiago de Cuba, 1968) hizo valer su veteranía y, sobrio y sereno, impuso un récord nacional de 663 puntos para el tiro con arco.

"Me sentí muy bien, porque superé los pronósticos que traía. Y aunque no lo esperaba, solo me concentré y salió", afirmó el más longevo de los 64 hombres en liza, tras superar su propia marca de 659 unidades en Beijing’08, donde acabó quinto, y ser congratulado por su entrenador Jorge Antonio Millán.

Con ese registro, además, se ubicó en el puesto 34 de la ronda de rankeo para definir los matches eliminatorios en los eventos individual y por equipos, por lo cual se enfrentará el próximo martes al indio Tarundeep Rai (664), que acabó el 31 al acertar 29 "dieces" con sus 72 flechazos.

El mejor de todos, no obstante, fue el sudcoreano Im Dong Hyun (699), pura técnica, quien mejoró la plusmarca universal de 696 puntos fijada por él mismo en la Copa del Mundo de Antalya (Turquía) en mayo pasado, aunque presenta una miopía avanzada y apenas alcanza a distinguir los colores del blanco a 70 metros, que ve como un cuadro impresionista empapado por el agua, según explicó hace poco.

A continuación se ubicaron sus compatriotas Kim Bubmin (698) y Oh Jin Hyek (690), de modo que Sudcorea también brilló como equipo al acumular 2 087 puntos —sumando los registros de sus tres representantes—, con lo que batió su propia cota del orbe (2 069) y demostró por qué, no en vano, la arquería es su deporte nacional, aunque hasta ahora sus hombres nunca han logrado hacerse con el oro individual bajo los cinco aros.

En la tierra de Robin Hood, sin embargo, raro sería que no escalaran a lo más alto del podio, cuando justo ante uno de ellos —el certero Bubmin de 21 años— debería enfrentarse Stevens si vence al indio Tarundeep en la eliminación directa, donde se lanzan tres flechas —a veinte segundos por cada una— y básicamente puede pasar de todo.