Nuestro
pueblo tiene una vocación pacífica, pero siempre sabrá defenderse,
expresó el General de Ejército Raúl Castro, al dirigirse a los
guantanameros reunidos en la Plaza Mariana Grajales, en el acto
central por el aniversario 59 de los asaltos a los cuarteles Moncada
y Carlos Manuel de Céspedes.
Después de la intervención de Machado Ventura en la clausura de
dicho acto y aclamado por la población guantanamera, el compañero
Raúl acudió al podio y señaló: "Yo no vengo a pronunciar un
discurso, vengo a darles un saludo a todos los que están aquí y a
todos los que están en la provincia de Guantánamo y en todo el
país", y agregó a continuación: "Este ha sido un acto ejemplar, como
debieran ser todos los actos, con una magnífica introducción de
nuestros jóvenes artistas guantanameros y de todos los que están en
esta tribuna, y solo duró 55 minutos".
Luego recordó las intensas jornadas que han caracterizado a estos
días y manifestó: "Ya Machado explicó que en esta semana pasada
hemos tenido una actividad muy intensa, no solo fueron tres
discursos en cada uno de los eventos señalados por Machado, ahí no
se pronuncian discursos, salvo en el Parlamento; los demás fueron
discusiones, en algunos casos a calzón quitado, en el Consejo de
Ministros, en el Comité Central, discutiendo y profundizando los
mismos temas que después se fueron a legalizar en el órgano supremo
del Poder del Estado, que es nuestro Parlamento, nuestra Asamblea
Nacional".
Visiblemente emocionado, el Presidente de los Consejos de Estado
y de Ministros expresó que "sentimos un amor profundo por todo
nuestro país, por toda América Latina, y naturalmente por aquellos
lugares donde vimos combatir al pueblo, donde vimos caer a decenas
de compañeros, donde vibra la tierra. Aquí tiembla la tierra, porque
no tiemblan los hombres, y apostilló: "Eso es una guapería. ¡Ni los
hombres, ni las mujeres, ni toda Cuba tiemblan! Ni los hombres ni
las mujeres de toda Cuba tiemblan, y lo hemos demostrado en este más
de medio siglo que llevamos en esta lucha".
Recordó que en esa tierra combatió junto a todos sus compañeros
del Segundo Frente Oriental Frank País. Les comentó a los cubanos y
cubanas que al acercarse a Guantánamo, estaba viendo con orgullo los
cientos y cientos de kilómetros que caminó Fidel desde el desembarco
del yate Granma, en Las Coloradas, hasta Guisa. También nosotros nos
extendimos rápidamente con un frente que llegó a alcanzar 12 mil
kilómetros cuadrados por el trabajo preparatorio de los
guantanameros".
Después con el tono de su jocosidad dijo que "el año que viene
cumpliremos 60 años del ataque al cuartel Moncada" y agregó: "Ese
día pondremos a Machado a hablar en el Parlamento y yo hablaré en
Santiago de Cuba", y recordó que antes del Moncada habrá que ir a la
Marcha de las Antorchas con los estudiantes, con los heroicos
estudiantes cubanos, desde la Colina Universitaria hasta la Fragua
Martiana, el 28 de enero, como hizo la Generación del Centenario
hace 60 años.
Raúl señaló la necesidad de seguir adelante en el cumplimiento de
las tareas y señaló; "No voy a repetir lo que ya se ha planteado en
el Congreso, en la Conferencia Nacional del Partido, en todas las
actividades. ¡Hay que seguir! Hay que seguir adelante, al ritmo que
decidamos los cubanos, sin prisa, pero sin tregua, poco a poco, poco
a poco".
Como ejemplo de esa afirmación, recordó a los guantanameros que
se continuará perseverando por ir cumpliendo todas las metas que en
un momento fueron tal vez muy ambiciosas por el deseo de hacer cosas
en beneficio de la población y de la Revolución, pero que se van
planificando ahora, según las posibilidades de los recursos que
tengamos.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido subrayó que
la dirección está al tanto de todos los problemas que confronta el
país, que confronta la población: que los salarios están bajos, que
hay muchas dificultades; pero mientras no se avance en la producción
y en la productividad, empezando por aquellas tareas que están en la
mano, que se pueden lograr, como es la producción de alimentos para
ahorrarnos miles de millones de dólares de importación, no se podrán
producir aumentos salariales.
Dijo que en un momento se les concedió a los maestros, no en la
cantidad que hubiéramos deseado, pero se hizo algo. Los mismos
médicos ganan muy poco. Así estamos todos, pero vivimos y mantenemos
esta Revolución por más de medio siglo, que es la gran proeza del
pueblo cubano.
Haciendo un recuento de nuestras luchas independentistas, Raúl
describió la firmeza del pueblo, desde los iniciadores de la primera
guerra por la soberanía del país en 1868; a los que combatieron en
la Guerra Chiquita; a Martí, que no cejó a pesar de fracasos como
los de la Fernandina, cuando perdió las armas que con tanto esfuerzo
tabaqueros cubanos en Estados Unidos habían reunido, y desembarcó
con Gómez por Cajobabo para la gesta de 1895, mientras por Duaba lo
hacían Antonio y José Maceo, y Flor Crombet. Se refirió a la
intervención norteamericana que no dejó que los mambises entraran
victoriosos en Santiago de Cuba, iniciándose, desde el 1ro. de enero
de 1899 un dominio total de los Estados Unidos.
Nos dejaron un himno, un escudo y una bandera, "eso fue
suficiente para reconquistar lo demás", sentenció. Comentó que si se
hace una comparación entre el último censo de población efectuado
por la metrópoli española y el primero de los intervencionistas
norteamericanos, aparece una considerable disminución de la
población cubana.
Abundando en esa época de tanta subordinación de la burguesía al
imperio, Raúl subrayó que fueron "¡sesenta años de dominio
absoluto!, hasta el extremo de que la llegada del señor embajador de
Estados Unidos era más importante que la elección de un presidente.
Y era real, era más importante el embajador americano que el
presidente de la República, y algunos periódicos en sus cintillos
sencillamente ni el nombre decían, ni el país de donde procedía;
sencillamente decían: "Llegó el Embajador", o sea, llegó el manda
más, hasta que en una fecha igual, 60 años después, a la capital de
la república —después de haberse combatido en todo el país en la
lucha guerrillera o clandestina— llegaron los barbudos de Fidel y se
acabó el relajo".
Comentó Raúl que ahora aspiran, con el apoyo de sus grupúsculos,
a que suceda aquí lo de Libia, o lo que quieren hacer con Siria,
pero advirtió que esta es una islita pacífica, que nos gusta bailar,
hacer amistad con todos, incluyendo a Estados Unidos, pero es un
pueblito rebencudo y si quieren confrontación es mejor que sea solo
en el béisbol, o en cualquier otro tipo de deporte, donde a veces
ganan ellos y a veces nos toca a nosotros, pero en lo demás no, que
nos respeten.
No se puede dirigir el mundo, y mucho menos basado en la mentira
repetida, al estilo del ministro de propaganda de Hitler. El día que
quieran la mesa está servida, como ya se les ha dicho. Si quieren
discutir, reiteró el Presidente de los Consejos de estado y de
Ministros, discutiremos, sobre derechos humanos, democracia, sobre
todos esos cuentos que han inventado en los últimos años. Vamos a
discutir de todo, pero en igualdad de condiciones, porque no somos
sometidos, ni títeres de nadie. Y convocó, además, a debatir los
problemas de sus aliados, de la Europa occidental, fundamentalmente.
Mientras tanto, aquí estamos con más cosas o menos cosas, pero
siempre con la caballería lista por si acaso. Y acotó, sin embargo,
que "una vez más proclamo aquí nuestra vocación pacífica. No tenemos
ningún interés en hacerle daño a nadie pero nuestro pueblo sabe
defenderse, aquí no hay que decirle a nadie lo que tiene que hacer".
Y concluyó: "en nombre del compañero Fidel y de todos los
dirigentes del país, algunos de los cuales están aquí —ya Machado lo
dijo—, un abrazo a todos los guantanameros y guantanameras".