 LONDRES.— 
			En ocasiones no bastan las advertencias, ni los llamados a la 
			fraternidad y el respeto mutuo entre hombres y mujeres de diferentes 
			razas o creencias.
LONDRES.— 
			En ocasiones no bastan las advertencias, ni los llamados a la 
			fraternidad y el respeto mutuo entre hombres y mujeres de diferentes 
			razas o creencias. 
			A pesar de que en los días precedentes al comienzo de estos 
			Juegos Olímpicos la comisión de los derechos humanos de la ONU hizo 
			un llamado a evitar las manifestaciones de xenofobia y racismo 
			(vistas en las sedes de la pasada Eurocopa de Fútbol), acá, en medio 
			de esta fiebre deportiva en la que cada cual ha de centrarse en sus 
			sueños de victoria, no faltan quienes ignoran esos llamados a la 
			confraternidad.
			La campeona griega de triple salto, Vula Papajristu, acaba de ser 
			expulsada de los Juegos por publicar en una red social una sentencia 
			racista, que los propios integrantes de su delegación criticaron por 
			considerarla opuesta al ideal olímpico.
			En su cuenta de Twitter escribió: "Con tantos africanos en 
			Grecia, al menos los mosquitos del Nilo Occidental serán nutridos de 
			comida casera".
			Tan desagradable manifestación tiene lugar en un momento en que 
			el país helénico enfrenta un incremento de los incidentes racistas, 
			atizados por la dura crisis económica. Aunque la saltadora intentó 
			disculparse diciendo que no tenía intención de ofender a nadie y 
			solo había reenviado esas líneas vistas en Twitter, quedará fuera de 
			la competencia.