Después
del terremoto de enero del 2010, cuando Puerto Príncipe perdió sus
edificaciones más modernas y ni siquiera la magnificencia de la
Catedral o del Palacio Presidencial soportaron el movimiento
telúrico, una antigua y emblemática construcción de madera quedó en
pie: el Hotel Oloffson.
El inmueble es una leyenda —no solo por sobrevivir el siniestro—,
por atesorar historias tan míticas y alucinantes que lo han
convertido, durante más de medio siglo, en un lugar de referencia de
la cultura haitiana.
Contexto de novela, cobija de artistas e intelectuales y centro
de la música haitiana y la religión vudú, el Oloffson aun en su
inestable estado constructivo, retiene con orgullo su grandeza.
Conserva casi en su totalidad la estructura original, de estilo
neogótico, con la que fue erigida a fines del siglo XIX. La mansión,
enclavada en medio de espaciosos jardines, fue construida como
residencia privada de la acaudala familia Sam, linaje que guarda en
su seno a dos ex presidentes de la república haitiana.
El hotel con más tradición artística y turística del país debe su
nombre a Walter Gustav Oloffson, un capitán sueco de la marina que
convirtió la propiedad en hospedaje después de que culminara la
intervención norteamericana, periodo en el cual el ejército
estadounidense empleó el inmueble como hospital militar.
Poco a poco el recinto comenzó a ganar popularidad y a ser
frecuentado por personalidades. A mediados de la década del 60, ya
presumía entre sus huéspedes habituales al actor y director sir John
Gielgud, al caricaturista Charles Addams, quien se inspiró en la
fachada del lugar para crear la Casa de la Familia Addams, y a los
escritores James Jones y Graham Greene, cuya estancia fue
probablemente una de las más trascendentales para el hotel.
La institución sirvió de referencia para que el escritor inglés
ambientara el Hotel Trianón, escenario de su novela Los
comediantes, escrita en 1966. La historia, que denuncia la
atmósfera de terror vivida durante la dictadura de Papa Doc Duvalier,
describe la corrupción política, la opresión del pueblo y los ritos
del vudú, fue adaptada un año después a la gran pantalla y le sumó
una auténtica notoriedad literaria al hotel.
Sin embargo, el Oloffson no es solo el hotel de Los
comediantes, de Greene, ni la villa donde también se alojaron
Mick Jagger, Jackie Onassis, Jimmy Buffet, John Barrymore, Paul
Haggis y Jean Claude van Damme; varios aspectos de la cultura
haitiana están presentes en todo el lugar. Sus alrededores están
decorados con esculturas e instalaciones inspiradas en la cultura
vudú —a la cual se le dedican ceremonias—, exhibiciones del
tradicional arte Naif y representaciones alegóricas a los héroes.
Además, desde 1990, el hotel es también la casa de RAM, una de las
bandas de jazz más famosas de Haití. Su actual dueño, Richard Morse,
es músico de la agrupación y asesor cultural del presidente, Michel
Martelly.
Centro de la vida cultural e histórica de la capital, el Oloffson
—a primera vista— no es más que un típico hotel de ciudad con un
entorno acogedor pero, eso sí, con sobradas razones para declararlo
la única construcción legendaria que queda en Puerto Príncipe.