Guardias de Estados Unidos desplegados en la frontera con México
confiscaron seis computadoras a la XXIII Caravana de Pastores por la
Paz, la cual prosigue este viernes su rumbo a Cuba con 100 toneladas
de artículos humanitarios.
Los oficiales ocuparon los equipos la víspera cuando los
activistas cruzaban el puente internacional de Hidalgo con el
cargamento que llevarán a la Isla en desafío al bloqueo económico,
financiero y comercial impuesto por Washington desde hace más de
medio siglo, informaron varios medios de prensa.
Pero los caravanistas previeron desde un inicio enfrentar ese
tipo de obstáculos de la guardia fronteriza norteamericana, que en
años anteriores incluso retuvo la ayuda de forma arbitraria.
El convoy continúa viaje al puerto de Tampico para embarcar los
donativos recaudados en las últimas semanas en casi 90 ciudades de
Estados Unidos y Canadá.
Los aportes consisten en autobuses y artículos destinados a los
sectores del deporte, la salud y la educación, algunos de los más
golpeados por la política hostil de la Casa Blanca.
Estados Unidos mantiene ese cerco desde hace más de medio siglo,
pese al rechazo de la comunidad internacional durante 20 años
consecutivos ante la Asamblea General de la ONU.
Varias organizaciones solidarias con Cuba realizarán en esta
jornada un acto cultural en la Plaza de la Libertad de Tampico para
reiterar la oposición al bloqueo y cerrar el periplo iniciado por la
Caravana de la Amistad a fines del mes pasado.
Una veintena de personas se unieron a los 60 activistas de
diferentes nacionalidades que integran la actual edición de la
Caravana de la amistad, la cual prevé arribar a La Habana mañana.
Las nueve rutas del convoy llegaron el miércoles a McAllen y allí
coordinaron las acciones finales para garantizar que la ayuda salga
desde suelo mexicano y llegue con éxito a su destino.
El fallecido reverendo norteamericano Lucius Walker ideó el
proyecto solidario en 1992 con el objetivo de romper el bloqueo y
llevar a los cubanos asistencia humanitaria y medicinas en camiones
escolares amarillos, sin pedir autorización ni licencia a las
autoridades federales.