Con el luchador Yowlys Bonne

¿El arma secreta del estilo libre?

Harold Iglesias Manresa

Ya lo habíamos comentado en una ocasión, a veces la cantidad no hace la diferencia. A pesar de haber asistido con escuadra completa, en Beijing’08 les fueron esquivas las preseas a los luchadores cubanos del estilo libre. Ninguno repite entre los cuatro que desde ayer arribaron a la capital británica.

El guantanamero confía en no volver a caer ante el boricua Franklin Gómez.

Precisamente el pinareño Liván López (66 kg y 30 años) y el guantanamero Yowlys Bonne (60 y 28) constituyen los de mayor experiencia en la armada que completan Humberto Arencibia (84) y Javier Cortina (96).

Ambos tienen en común el hecho de llevar más de una década en el equipo nacional, a la sombra de otroras estelares como el as de Atenas’04, Yandro Quintana y el multimedallista universal Geandry Garzón, quien causó baja de la selección por indisciplina. Eso les ha permitido convertirse en luchadores respetados entre la elite mundial y coloca tanto a López como a Bonne como posibles medallistas, en el caso de Bonne en rol de arma secreta.

Dos décadas metido de a lleno en los colchones, buen repertorio técnico tanto en ataque como defendiendo y algo que su mentor Julio Mendieta elogió, el hecho de conocer plenamente sus fortalezas y debilidades, lo convierten en uno de los aspirantes al podio en una división donde el ruso Besik Kudukhov, triple rey en las justas universales del ciclo, parece un escollo infranqueable.

En ese paquete de aspirantes que llavearán el día 11 de agosto en el Complejo Excel londinense, como parte de los 19 clasificados, aparecen, además, el japonés Kenichi Yumoto, el ucraniano Vasyl Fedoryshin, el moldavo devenido búlgaro Anatoli Guidea y el puertorriqueño Franklin Gómez, as en Guadalajara y verdugo de Bonne en una de las semifinales.

Muchos recordarán las épicas batallas entre Bonne y Quintana: "Nunca le gané, pero siempre le exigí al máximo. Esos combates y el hecho de entrenar juntos me han aportado mucho", ahondó el gladiador, quien llegó por primera vez a la escuadra de mayores tras Sydney’00.

Ahora, en la jornada anterior al epílogo de los Juegos necesitará combinar todo su arsenal con enfoque, y hasta un poco de suerte (si el sorteo no es tan escabroso) para ver si una presea ratifica su cartel previo de arma secreta.

 

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