MOSCÚ.— Contra los pronósticos de quienes pensaban que el fenómeno
Buena Vista Social Club, a la vuelta de los años, se extinguiría en
el recuerdo de las glorias pasadas, la agrupación de legendarios
músicos cubanos, obviamente renovada parcialmente, sigue cosechando
triunfos a su paso por las más diversas latitudes, como lo demostró
el último fin de semana en Rusia.
Tanto al aire libre, en el Hermitage Garden, de la céntrica
avenida capitalina Petrovska, como en el escenario del BKZ Octubre,
de San Petersburgo, la acogida de los ritmos tradicionales de la
Isla caribeña, refrescados por estos cultores, fue sumamente cálida
y, según observadores, superó la medida de la recepción habitual de
los espectáculos de música pop de la temporada.
Al éxito de las presentaciones contribuyó el hecho de que se
juntaran dos íconos del proyecto BVSC: Eliades Ochoa y Omara
Portuondo. El primero accedió a compartir nuevamente los lauros de
Buena Vista, luego de que en solitario, tras la experiencia inicial
del productor británico Nick Gold, emprendiera una carrera con los
muchachos de su cuarteto Patria.
En la última década, Omara ha sido la figura esencial del Buena
Vista. Se echan de menos ahora sus extraordinarios dúos con el
desaparecido Ibrahim Ferrer, pero su sola voz basta para inundar de
melancolía o abrasar con las llamas del son cualquier escenario.
La actuación en Rusia de BVSC se inscribió en la segunda edición
del festival Viva Cuba. Jesús Ramos (Aguaje) fundador de la
agrupación y trombonista, recordó como una vivencia inolvidable el
primer festival Viva Cuba, celebrado en julio del 2008 en Rusia, y
en el cual BVSC cerró la jornada inicial. (SE)