BARCELONA.—
Pedro Pablo Pichardo cerró con broche de oro la actuación cubana en
el XIV Mundial Juvenil de Atletismo, al convertirse en el campeón
del triple salto con registro de 16.79 metros, el mejor del año en
la categoría, aunque su triunfo tuvo connotaciones adicionales.
Por tercera vez se escucharon las notas del Himno Nacional cubano
en el famoso estadio olímpico de Montjuic Lluis Companys, para
igualar el mejor total histórico de medallas de oro en una edición
—logrado cinco veces antes, incluida la anterior de Moncton’10—, y
así anclar nada menos que en el cuarto lugar por naciones, la
posición más privilegiada solo asequible en Kingston’02 y Moncton.
Con apenas 12 atletas resulta casi una proeza quedar solo detrás
del numeroso y multifacético equipo de Estados Unidos, así como de
Kenya y Etiopía, africanos super distinguidos tanto por su calidad
en el fondo como por las "legiones" de competidores que presentan.
Como en estos tiempos también hay una mayor distribución de la
calidad, los países con atletas talentosos han aumentado
ostensiblemente, al extremo de que 22 tuvieron campeones y 43 al
menos un medallista.
Al llegar a la jornada dominical de clausura, Cuba tenía dos oros
y naciones con igual cantidad (en definitiva fueron siete) más
alguna o varias de plata, la dejarían atrás en la tabla si Pichardo
no ganaba, una de ellas Rusia, que tenía al líder del año en triple.
Pero el atleta de 19 años, llegado al equipo nacional hace solo
unos meses desde la provincia de Santiago de Cuba, no estaba al
tanto de tales peculiaridades, sino concentrado en ganar su
competencia frente al ruso Artem Primak, con marca de 16.76.
Tras falta inicial pasó a liderar con 16.62 y en el tercer
intento llegó el 16.79 que a la postre decidiría, aunque se mantuvo
la tensión hasta que saltó de alegría cuando el ruso terminó su
faena sin alcanzarlo.
Confesó estar muy contento y no tener palabras para explicar sus
sentimientos tras el éxito en su primera gran competencia
internacional. No esperaba mejorar los 16.66 de inscripción, pero
"salí a competir bien, y el foul inicial era de 17 metros",
comentó para agregar posteriormente que entrenaba en Santiago de
Cuba con su padre, que fue saltador de altura, y que no le gustaba
el estilo del francés Teddy Tamgho, sino el del británico Phillip
Idowu, mientras que el conterráneo Alexis Copello constituía su
ejemplo entre los triplistas nacionales.
Pichardo también aportó ocho puntos y la suma total llegó a 41,
puesto 11, inferior ligeramente al anterior certamen, 43 y décimo.
Vale aclarar que el orden por medallas de oro ofrece la
figuración más mediática y difundida, pero la que mide con puntos a
los ocho primeros en cada prueba constituye un indicador mucho más
fiable del desarrollo y en esa quedaron por delante de Cuba no solo
varios de los dueños de dos de oro, sino también China y Australia
que no tuvieron ninguna.