La luchadora indígena guatemalteca y Premio Nobel de la Paz,
Rigoberta Menchú, resaltó este jueves la necesidad de fortalecer las
batallas de convicción, revolucionarias y transformadoras de América
Latina y del mundo, frente a la discriminación, exclusión y saqueo
imperialistas.
Nuestras luchas de las últimas décadas han sido por dignificar
Guatemala, y eso nos ha dejado la lección de que la emancipación de
los pueblos indígenas no puede ser de otra manera que ocupando su
espacio en el poder político, afirmó Menchú, entrevistada en el
programa Toda Venezuela, de Venezolana de Televisión.
Dijo que en su nación hay una industria de la pobreza utilizada
por los sectores que manipulan conciencias, lo cual calificó de un
buen negocio para el crimen organizado, el narcotráfico y para la
impunidad motivada por la corrupción.
La discriminación, la marginación, algunos síntomas de
esclavitud, y el racismo señaló- han sido un régimen en Guatemala,
combinado con el temor de que el pueblo indígena ocupe su espacio en
el poder.
"Hoy tenemos que renovar nuestras luchas y a eso hemos venido al
Foro de Sao Paulo", enfatizó Menchú, en alusión al evento iniciado
la víspera en esta capital con la presencia de más de 600 delegados
y un centenar de organizaciones políticas de izquierda de 80 países.
En este encuentro, dijo, venimos a presentar a Winaq, primer
Partido político maya, integrado en un 96 por ciento por indígenas
de ese pueblo.
Esta izquierda guatemalteca simbolizada por la coalición Frente
Amplio, subrayó, tiene que recibir el apoyo de los países de la
región, nos tienen que ver como fuerzas que hemos luchado en
condiciones muy difíciles y con grandes metas.
El Foro de Sao Paulo, aseveró, representa las luchas de
convicción, revolucionarias, transformadoras de América Latina y del
mundo.
La presidenta de la Fundación Rigoberta Menchú, afirmó que en ese
contexto aprecia la experiencia de Venezuela, la aplicación de sus
políticas sociales, de tierras, de participación de los pueblos
indígenas y su relación con la Madre Tierra, no para explotarla,
sino para lograr una vida plena de toda la sociedad y especialmente
de las poblaciones originarias.