El Gobierno de Pakistán aceptó reabrir las rutas de suministro que
utiliza Estados Unidos para abastecer a las tropas de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) asentadas en
Afganistán, luego que Washington se disculpó por los ataques aéreos
perpetrados en 2011, en los que murieron 24 soldados paquistaníes.
La Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, informó
en un comunicado que conversó con su homóloga paquistaní, Hina
Rabbani Khar, para expresarle su "más profundo pesar por el trágico
incidente".
"Pedimos disculpas por las pérdidas sufridas por el ejército
paquistaní. Estamos comprometidos a trabajar estrechamente con
Pakistán y Afganistán para evitar que esto vuelva a suceder", dijo
Clinton.
A través del comunicado, Clinton señaló que tras el ofrecimiento,
Khar le informó que "las líneas de suministro de tierra en
Afganistán se están abriendo".
Poco después de la declaración de Clinton, el ministro de
Información paquistaní, Qamar Zaman Kaira, confirmó la decisión de
Islamabad de reabrir las rutas de suministro.
Mientras tanto, el Gobierno estadounidense también informó que
Washington liberará alrededor de mil 100 millones de dólares para
los militares paquistaníes, como parte de un acuerdo por reabrir las
rutas.
Tras conocerse la noticia, el movimiento social Tehrik-i-Taliban
Pakistan amenazó con atacar a los camiones de suministro y matar a
sus conductores.
"Vamos a atacar los vehículos de la OTAN en toda Pakistán. No
vamos a permitir que nadie use el territorio paquistaní para
transportar suministros que se utilizarán contra el pueblo afgano",
dijo el portavoz del movimiento, Ehsanullah Ehsan.
Islamabad cerró los cruces fronterizos utilizados por Estados
Unidos en noviembre de 2011, después que 24 soldados paquistaníes
murieron en ataques aéreos liderados por la OTAN en dos puntos de
control en la frontera con Afganistán.
Pakistán había pedido en repetidas ocasiones que Washington se
disculpará por estos ataque, pero el Gobierno estadounidense se
negaba rotundamente, alegando que ambos países tenían la culpa.
El cierre de los pasos fronterizos exigía el gasto de 100
millones de dólares adicionales cada mes, para el tránsito de los
suministros de Estados Unidos y la OTAN, a través de rutas
alternativas por países de Asia Central.