Este verano deportivo, que nos ha hecho vibrar con los triunfos
del voleibol en su Liga, amén del sinsabor de la no clasificación
olímpica; con los goles de la Eurocopa, y las emociones que a partir
del 27 nos depararán los Juegos de la XXX Olimpiada, en Londres,
pone en el calendario, desde hoy, lo que más nos gusta: la pelota.
Y el plato es fuerte, el regreso de los topes Cuba-Estados
Unidos, esta vez en la mismísima arrancada de la preparación para el
III Clásico Mundial, en marzo del siguiente año, lo cual le da
ribetes de gran envergadura.
Cualquier acontecimiento beisbolero en este país es una
inagotable fuente de opiniones, que desde hace mucho tiempo han
desterrado el vocablo unanimidad. Los criterios son disímiles y
desde diferentes roles. Niños, jóvenes, adultos, mujeres,
especialistas, periodistas, todos hacen sus razonamientos y, por lo
general, con argumentos sólidos. En el béisbol, no me cansaré de
expresarlo, hay una gran sabiduría popular, avalada por una vasta
cultura deportiva y por conocimientos y verdadera pasión por este
deporte.
La actual nómina para el tope frente a los estadounidenses no ha
sido la excepción. Hay valoraciones favorables, otras no tanto. Sin
embargo, nadie está excluido de la preparación de cara al Clásico de
marzo del 2013. Ahora son 77 los encartados, pero se ha dicho que la
venidera campaña nacional también será cantera de aspirantes, lo
cual no solo es sabio, sino decisivo.
Nombres más o nombres menos ¿qué significa el tope que comienza
hoy?
Cada representación internacional, cualquiera sea el nivel de la
porfía, es un gigantesco reto para peloteros y autoridades
deportivas, que pasa por sentirlo como el mayor compromiso atlético
de la nación, por saber lo que representa para cubanos y cubanas.
Algunos llaman a eso presión adicional sobre los deportistas. En lo
personal, creo que debe ser aprovechado como motivación, lo mismo en
un certamen de poco nivel, un tope amistoso o la gran competencia.
Jugar en el momento cumbre con todo el rigor que este demanda,
encontrar las soluciones a cada estrategia rival o realizar una
hazaña, pasa por esa motivación y por la energía y tenacidad que
sean puestos en la preparación. Por eso fue importante el tope con
Nicaragua, el que comienza hoy y la semana beisbolera en Holanda.
Pero tan o más vital que esos tres momentos es emprender una
Serie Nacional de alta calidad. La 52 temporada del patio es la
oportunidad de cada pelotero para poner su granito de arena en el
Clásico. Si los equipos, los jugadores, los directores y todo el que
tenga una responsabilidad asumen cada uno de sus juegos, desde el
primer día, como si fuera el del campeonato, la competitividad
elevaría la preparación de quienes enfrenten el III Clásico.
Para Cuba el béisbol es lo que el fútbol para Brasil o la España
que nos deleitó en la Eurocopa, y una responsabilidad como esa no
puede llevarse sobre los hombros sin disciplina, espíritu de
colectivo, constancia y entrega, desde el entrenamiento hasta la
competencia. Tres directores de la emotiva 51 Serie Nacional, Roger
Machado, Lázaro Vargas y Víctor Mesa (no por gusto los tres
primeros), lo demostraron como protagonistas de equipos Cuba y ahora
como timoneles.