Al
menos siete heridos dejó el viernes la fuerte explosión de una
granada en un auto en el estacionamiento de la alcaldía de Nuevo
Laredo, ciudad del noreste de México fronteriza con Estados Unidos,
golpeada por el narcotráfico, informó el gobierno local.
"Tenemos siete heridos, ninguno de gravedad. Fue una granada que
se colocó en un auto que dejaron estacionado", dijo a la cadena de
Televisión Milenio, Morelos Canseco, secretario de gobierno del
estado de Tamaulipas, donde se ubica Nuevo Laredo.
La explosión ocurrió a dos días de las elecciones presidenciales,
precedidas de un fuerte despliegue de medidas de seguridad. El
gobierno federal aseguró el jueves que se han tomado medidas en
todas las regiones para prevenir acciones violentas.
Un empleado del gobierno municipal de Nuevo Laredo señaló
telefónicamente a la AFP que varios vehículos quedaron destruidos y
hubo importantes daños materiales.
"Cerca de las 11H15 de la mañana (16H15 GMT) estacionaron un
automóvil sobre la calle Héroes de Nacataz, donde deja el alcalde su
vehículo, y pocos minutos después explotó", dijo este empleado, que
pidió no dar su nombre.
Los heridos fueron "conductores y peatones que iban pasando, y
fueron atendidos por paramédicos y gente de Protección Civil",
agregó la fuente.
Otro empleado del gobierno de Nuevo Laredo, señaló que "todo el
edificio del Ayuntamiento se cimbró y a nosotros nos dieron la orden
de evacuarlo".
El alcalde de Nuevo Laredo, Benjamín Galván, no se encontraba en
el lugar, añadió el testigo, que también pidió no ser identificado
por razones de seguridad.
Nuevo Laredo, el principal punto de paso de mercancías de México
hacia Estados Unidos, se ha visto envuelto en los últimos meses en
una guerra entre el cartel de Los Zetas y grupos rivales por el
control de las actividades del narcotráfico.
Este es el segundo coche-bomba que explota en este año en Nuevo
Laredo, luego de que el 24 de mayo otro ataque similar en un hotel
de la localidad dejó siete policías heridos.
El lugar de la explosión está a media cuadra del Centro de
Control de seguridad C-4, ocupado hace varias semanas por militares
que reemplazaron a las funciones de la policía municipal.