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SANCTI SPÍRITUS
Más alimentos para buenos centrales
JUAN ANTONIO BORREGO
Cuando clavó la cuchilla de su buldózer Fiat FD-20 en las
márgenes del canal secundario de La Vega, al sur del municipio de
Jatibonico, Joseíto Hernández creyó que derribaba antiguas
fundiciones de concreto y no los troncos de marabú que literalmente
venían tragándose la zona en las últimas décadas.
Sancti
Spíritus logró sembrar en el llamado periodo seco unas 600 hectáreas
de caña, cifra sin precedentes en los últimos quince años.
Cuatro cuadrillas de buldoceros parecen pocas para lidiar con las
más de 1 200 hectáreas que deben quedar libres de malezas en la
provincia en el primer semestre del corriente 2012, un empeño que
busca recuperar áreas para incrementar la producción cañera en los
centrales Uruguay y Melanio Hernández, dos de las industrias más
eficientes del país —tal y como demostrara la última zafra—, pero
resentidas desde hace años por la falta de materia prima.
Sancti Spíritus registró en la reciente cosecha un rendimiento
agrícola de 35,9 toneladas de caña por hectárea, resultado que
significa un discreto crecimiento en relación con el año anterior
(30,7 ton/ha), pero que aun así está reconocido por las autoridades
de la provincia como uno de los más flacos de todo el país en los
momentos actuales.
LLENARLE LA BARRIGA AL URUGUAY
Contrario a lo que pudiera pensarse, la UBPC La Vega no debe su
nombre al cultivo del tabaco y, según relatan los lugareños, de todo
cuanto se ha ensayado por estos predios, nada ha prosperado tanto
como la caña de azúcar.
La Vega se ha convertido por estos días en el centro de los
trabajos para recuperar el macizo cañero del sur espirituano, un
espacio sin el cual difícilmente los azucareros de esta parte del
país puedan llenarle la barriga al coloso Uruguay, que en la última
contienda apenas tuvo caña para moler unos tres meses.
El
empleo de sistemas de riego móviles permitió la apertura de frentes
de trabajo en Las Vegas y Cantarrana.
Con abundantes tierras disponibles y el mayor potencial
hidráulico de la nación, Sancti Spíritus figura, sin embargo, entre
los territorios con menor área bajo riego en el sector azucarero,
una contradicción que por décadas ha impedido o limitado a extremos
la siembra de caña en el llamado periodo seco (entre noviembre y
abril).
La incorporación a finales del 2011 de equipos móviles con
sistemas enrolladores, alimentados con diésel, por fortuna ha
comenzado a cambiar una parte de esa historia, particularmente en la
zona sur, donde en esta etapa se plantaron cerca de 600 hectáreas,
la mayor cifra de los últimos tres lustros en el territorio.
La tecnología no garantiza riego permanente, pero asegura los
niveles de humedad para sembrar en terrenos de secano y por ende
apuntala la germinación, de modo que a la llegada de la primavera ya
la planta se encuentra en fase de desarrollo.
"Hemos abierto dos frentes, uno en La Vega (Jatibonico) y el otro
en Cantarrana (La Sierpe), donde existía determinada infraestructura
de riego pero faltaba el equipamiento, siempre con el objetivo de
rescatar áreas vacías y sembrar la caña que necesitamos", sostiene
Hermio Cáceres, director de Atención a Productores Agropecuarios en
la Empresa Azucarera Sancti Spíritus.
Pero como las máquinas enrolladoras por sí solas no hacen el
milagro de recuperar la producción cañera, la estrategia incluye la
limpieza de canales y caminos, el buldoceo de las áreas y, por
supuesto, la preparación oportuna del terreno, la siembra y las
consiguientes atenciones culturales, todo lo cual ya comienza a dar
sus primeros frutos.
Reanudar la siembra en el llamado periodo seco reporta ganancias
inmediatas, toda vez que aquellos campos plantados antes del 31 de
marzo engordan el estimado cañero de la próxima zafra, en la que
Sancti Spíritus aspira a crecer alrededor del 20 %.
EN SEQUÍA Y EN PRIMAVERA
Para asegurar el crecimiento cañero diseñado hasta el 2015, los
azucareros espirituanos, primeros cumplidores de la zafra en el
país, han concebido como estrategia sembrar todo el año, lo mismo en
sequía que en primavera.
La aspiración se ha beneficiado bastante de la terminación
temprana de la cosecha y de las lluvias —más bien temporales— que
han venido a mojar y hasta empapar el mes de mayo, etapa ideal para
la siembra de la gramínea.
"Las aguas de estos días nos dejaron más beneficios que daños, el
retoño se ve bien y la caña que estaba sembrada, salvo algunos
pedazos muy maltratados por las crecidas y las inundaciones, tiene
una reacción muy positiva; por supuesto, en la agricultura cañera
hay un nivel de afectaciones, pero todo es recuperable", precisa
Hermio.
Como parte del programa de reposición de cepas, desde julio y
hasta diciembre en la provincia está prevista la plantación de unas
2 600 hectáreas, la mayoría de las cuales se encuentran en estos
momentos en diferentes estadios de preparación, muchas de ellas ya
surcadas.
"Gracias a la organización y el desempeño de las fuerzas, la
provincia crece en las diez labores principales de la agricultura y
se trabaja muy fuerte en la calidad de la preparación de tierras,
aspecto identificado por los azucareros como una de las causas que
inciden en la baja producción cañera", reconoce Juan Carlos Mursulí,
director de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus.
Sancti Spíritus aspira a sumar cada año unas 1 100 hectáreas bajo
riego, de modo que podría cerrar el 2015 con unas 5 000,
fundamentalmente en zonas que tributan al Uruguay, un ingenio
disciplinado y eficiente, pero todavía con hambre de caña. |