Resultaba interesante conocer la historia de quien acumula casi
20 años dedicados al sector, y reconoce que, de haberse cumplido
este sueño, nunca hubiera podido adentrarse en otro mundo fascinante
y que jamás consideró: el de los trenes.
Todo comenzó en su último año como estudiante de la escuela
militar Camilo Cienfuegos, de Matanzas, cuando no pudo alcanzar la
carrera de piloto por no cumplir con todos los requisitos. Entonces
encamina sus pasos hacia la Academia Naval de la capital, donde se
gradúa de Ingeniero Electromecánico. Al terminar sus estudios
comienza a trabajar en la fábrica de camiones del municipio de la
Lisa, y en 1993¼
—¿¼ va a trabajar a los Ferrocarriles?
Sí. Pasar los diferentes cursos de capacitación de este organismo
me permitió empezar a trabajar como electromecánico, luego ser
auxiliar de maquinista y, por último, maquinista. En ellos aprendí
sobre el Reglamento de Operaciones, el itinerario de los trenes, los
tipos de locomotoras y equipos, los fallos mecánicos que pueden
tener, etc. Como todo eso me gustaba, continué en el sector hasta el
día de hoy, a pesar de los duros años del periodo especial, que
deterioraron muchísimo este sistema de transporte.
—¿Qué opina de las actuales labores de recuperación?
Durante todos estos años he manejado diversos tipos de trenes,
dígase de viajeros, carga y coche-motores. Antes de las labores de
rehabilitación que se ejecutan hoy, los recorridos para ofrecer
estos servicios se demoraban muchas horas debido a la elevada
cantidad de precauciones que tenía la vía.
Gracias a la reparación capital que se lleva a cabo en la Línea
Central, por ejemplo, muchos tramos han recuperado los parámetros de
velocidad que antes tenían, a la vez que van siendo menos los
accidentes producidos por desperfectos en los rieles.
—Según su experiencia ¿qué otras causas provocan accidentes?
La ocasional irresponsabilidad de las tripulaciones de los
trenes. Un error o indisciplina cometidos en la operación de estos
medios puede costar muy caro. Estamos hablando de pérdidas humanas y
cuantiosos heridos que por lo general produce por su gran impacto.
Muchos accidentes ocurren por violaciones del itinerario o
incumplimiento del Reglamento de Operaciones. También porque a veces
las locomotoras y demás equipos ferroviarios salen con algunas
deficiencias técnicas.
La falta de control permite que ocurran estas indisciplinas.
Igualmente inciden otros factores no menos importantes, y que aún no
se erradican, como el ganado suelto en la vía.
—¿Usted ha tenido algún accidente?
Desafortunadamente uno, en el año 2000, porque un operador no
apuntó en el orden de vía el cruce de trenes que se produciría más
adelante en mi recorrido, sino que lo escribió en otro documento.
Luego no pasó el dato al modelo que recogería mi tren al pasar por
su estación. ¿Resultado? No dimos vía al tren que circulaba en
nuestra dirección y colisionamos. ¡Imagínate un cochemotor —que era
lo que manejaba— chocando con una locomotora de 120 toneladas con 25
vagones, ambos cargados de pasajeros! Hubo muchos heridos y un
fallecido. Tengo recuerdos dolorosos de ese lamentable hecho.
Por eso es tan importante cumplir y no desconocer las normas
establecidas por el Reglamento de Operaciones, que junto al
itinerario constituyen, a mi juicio, la "Biblia" del Ferrocarril, al
mostrar lo relacionado con el movimiento de trenes y el trabajo de
maniobra.
—¿Piensa terminar su vida laboral en el sector ferroviario?
Siempre me interesó saber un poco de otros oficios, por eso hoy
pudiera desempeñarme como barbero o albañil. Sin embargo, si pude
sobreponerme a la idea de que nunca pilotearía un avión, creo que no
aguantaría la de no "pilotear" más trenes.