Pilotear trenes con vuelo seguro

MAYLIN GUERRERO OCAÑA

Granma llegó bien temprano en la mañana a los talleres ferroviarios de Luyanó, en el capitalino municipio de Diez de Octubre, para la entrevista con Jesús Félix Peña, maquinista de la Unión de Ferrocarriles de Cuba. Concertada días antes en un recorrido de estos reporteros por tramos de la Línea Central, la idea de realizarla surgió tras una de esas conversaciones que nacen espontáneamente, donde este hombre nos confesaba su sueño cimero: pilotear aviones.

Foto: Juvenal BalánJesús Félix Peña, maquinista de la Unión de Ferrocarriles de Cuba.

Resultaba interesante conocer la historia de quien acumula casi 20 años dedicados al sector, y reconoce que, de haberse cumplido este sueño, nunca hubiera podido adentrarse en otro mundo fascinante y que jamás consideró: el de los trenes.

Todo comenzó en su último año como estudiante de la escuela militar Camilo Cienfuegos, de Matanzas, cuando no pudo alcanzar la carrera de piloto por no cumplir con todos los requisitos. Entonces encamina sus pasos hacia la Academia Naval de la capital, donde se gradúa de Ingeniero Electromecánico. Al terminar sus estudios comienza a trabajar en la fábrica de camiones del municipio de la Lisa, y en 1993¼

—¿¼ va a trabajar a los Ferrocarriles?

Sí. Pasar los diferentes cursos de capacitación de este organismo me permitió empezar a trabajar como electromecánico, luego ser auxiliar de maquinista y, por último, maquinista. En ellos aprendí sobre el Reglamento de Operaciones, el itinerario de los trenes, los tipos de locomotoras y equipos, los fallos mecánicos que pueden tener, etc. Como todo eso me gustaba, continué en el sector hasta el día de hoy, a pesar de los duros años del periodo especial, que deterioraron muchísimo este sistema de transporte.

—¿Qué opina de las actuales labores de recuperación?

Durante todos estos años he manejado diversos tipos de trenes, dígase de viajeros, carga y coche-motores. Antes de las labores de rehabilitación que se ejecutan hoy, los recorridos para ofrecer estos servicios se demoraban muchas horas debido a la elevada cantidad de precauciones que tenía la vía.

Gracias a la reparación capital que se lleva a cabo en la Línea Central, por ejemplo, muchos tramos han recuperado los parámetros de velocidad que antes tenían, a la vez que van siendo menos los accidentes producidos por desperfectos en los rieles.

—Según su experiencia ¿qué otras causas provocan accidentes?

La ocasional irresponsabilidad de las tripulaciones de los trenes. Un error o indisciplina cometidos en la operación de estos medios puede costar muy caro. Estamos hablando de pérdidas humanas y cuantiosos heridos que por lo general produce por su gran impacto.

Muchos accidentes ocurren por violaciones del itinerario o incumplimiento del Reglamento de Operaciones. También porque a veces las locomotoras y demás equipos ferroviarios salen con algunas deficiencias técnicas.

La falta de control permite que ocurran estas indisciplinas. Igualmente inciden otros factores no menos importantes, y que aún no se erradican, como el ganado suelto en la vía.

—¿Usted ha tenido algún accidente?

Desafortunadamente uno, en el año 2000, porque un operador no apuntó en el orden de vía el cruce de trenes que se produciría más adelante en mi recorrido, sino que lo escribió en otro documento. Luego no pasó el dato al modelo que recogería mi tren al pasar por su estación. ¿Resultado? No dimos vía al tren que circulaba en nuestra dirección y colisionamos. ¡Imagínate un cochemotor —que era lo que manejaba— chocando con una locomotora de 120 toneladas con 25 vagones, ambos cargados de pasajeros! Hubo muchos heridos y un fallecido. Tengo recuerdos dolorosos de ese lamentable hecho.

Por eso es tan importante cumplir y no desconocer las normas establecidas por el Reglamento de Operaciones, que junto al itinerario constituyen, a mi juicio, la "Biblia" del Ferrocarril, al mostrar lo relacionado con el movimiento de trenes y el trabajo de maniobra.

—¿Piensa terminar su vida laboral en el sector ferroviario?

Siempre me interesó saber un poco de otros oficios, por eso hoy pudiera desempeñarme como barbero o albañil. Sin embargo, si pude sobreponerme a la idea de que nunca pilotearía un avión, creo que no aguantaría la de no "pilotear" más trenes.

 

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