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Enigmas de una campiña encantada
Con mil variedades, el primer jardín botánico de
frutales de Camagüey acumula una bella historia de unidad familiar y
apego a las mejores tradiciones campesinas
MIGUEL FEBLES HERNÁNDEZ
¿Sería la tozudez y el carácter emprendedor de los bisabuelos
llegados de Galicia a principios del siglo pasado? ¿Podría ser la
voluntad renovadora y el espíritu incansable de sus descendientes?
¿Estaría acaso el secreto en las bondades de esta tierra?
Muy
pronto el avellano comenzará a dar frutos .
Puede ser una la causa o todas a la vez. Lo cierto es que la
Finca El Asiento reúne atributos que la han hecho merecedora de dos
títulos de alta valía: la condición de Excelencia y la categoría de
Jardín Botánico de Frutales, solo alcanzada hasta ahora por 21
fincas en el país y la primera que se otorga en Camagüey.
Ubicadas en la jurisdicción del Consejo Popular Flor de Mayo, en
Santa Cruz del Sur, las tierras de la familia Cabrera Novoa jamás
han sentido, como en otros tantos lugares, el triste sabor del
abandono o del actuar negligente que toma sin aportar y consume sin
reponer.
"Mi mamá y mi papá, ya ancianos aunque muy activos, se sienten
felices, porque ven que la finca se embellece por día y prospera con
el trabajo unido de todos nosotros", afirma sonriente Blanca Nieve
Cabrera Novoa.
Esa armonía, basada en el respeto mutuo y la coincidencia en los
propósitos, fue quizás la que permitió enfrentar la nada fácil
empresa de completar 100 variedades de árboles frutales, requisito
indispensable para obtener la categoría de Jardín Botánico dentro
del programa de la agricultura urbana y suburbana.
UNA A UNA, PLANTA A PLANTA
Fue el doctor Adolfo Rodríguez Nodals, jefe del Grupo Nacional a
cargo del programa, quien en los primeros días de junio certificó
una por una cada especie, como forma de comprobar en persona si los
propietarios de la Finca El Asiento habían cumplido el compromiso
asumido ante él hacía apenas tres meses.
"Desde que tengo uso de razón, recuerda Blanquita, siempre vi a
mis padres buscando nuevas especies de plantas para que la finca
mejorara". Cuando decidieron encarar el reto, comenzó para ellos una
aventura que involucró a toda la comunidad, se extendió al municipio
y trascendió mucho más allá de sus límites.
A las variedades más cercanas a los cubanos, como el mango, la
guayaba, el coco, el níspero, el tamarindo y el anoncillo, se
unieron entonces otras casi inexistentes o desconocidas, como la
anacahuita, la cereza de Cayena, la avellana, el capulí, la pitahaya,
el cuajilote, el guairaje o el grosellero de la Florida.
"Usted recorre nuestra finca en cualquier época del año y siempre
encontrará alguna fruta que comer", asegura Blanquita.
FRUTAS Y ALGO MÁS ¼
Sí, porque en las 50 hectáreas de tierra con que cuenta la Finca
El Asiento puede decirse que hay de todo: 75 vacunos, 42 carneros,
18 cerdos y alrededor de 80 aves, entre gallinas, patos, ocas y
guineos, para conformar un ambiente paradisíaco bajo el amparo de
una centenaria arboleda.
Al tanto de estos menesteres, unas veces con el consejo oportuno
y otras con el regaño tajante, el nonagenario Pastor Otón y su
esposa Clotilde han forjado en su familia un profundo amor por el
terruño. Quizás de manera simbólica, pero todavía dicen atender
personalmente las 43 colmenas que existen en el lugar.
El más reciente motivo de orgullo colectivo fue poner de alta, a
golpe de mucho esfuerzo, un extenso potrero hasta entonces cubierto
de marabú, en el cual pasta hoy el rebaño a la sombra de 220
algarrobas, una de las 25 especies forestales que crecen vigorosas
en la finca santacruceña.
"Este año, informa Blanquita, debemos entregar 13 mil litros de
leche de vaca y cerca de 90 toneladas de productos del agro, a
partir de la cosecha de plátano, yuca, calabaza, maíz y tomate. En
una finca donde se hagan tantas cosas a la vez, es de suponer que
haya poco tiempo para el descanso".
Y SIN EMBARGO, APARECE ¼
Otro de los frutos más preciados de la familia Cabrera Novoa es
la peña infantil Con olor a guardarraya, una suerte de cofradía para
juegos, actos de declamación, puestas teatrales, ejercicios de
narración oral y todo tipo de peripecias, que agrupa a niños de la
Escuela Rural Cándido González Morales, cercana a la finca.
El principal tutor y amigo del proyecto es el escritor Guillermo
Villavicencio Flores, esposo de Blanquita, para quien la Naturaleza,
la vida campestre y todo cuanto se mueve en ese bello entorno,
constituyen el leitmotiv de su obra dedicada a los más
pequeños, con títulos como El gallinero insólito y Araña
Nena.
"Son niños nacidos y criados en el monte, acostumbrados a la
rudeza del campo; sin embargo, nuestro propósito es despertar esa
sensibilidad latente que hay en ellos, para que puedan, desde el
arte, vivir más a plenitud y se arraiguen en sus actos las mejores
tradiciones campesinas", comenta el también pequeño agricultor.
Fueron los pioneros, sin duda, entre los más activos buscadores
de especies frutales en la comarca para contribuir a que la Finca El
Asiento mereciera la categoría de Jardín Botánico. Una meta ya
lograda, que para Blanquita y su familia constituye apenas una
primera etapa:
"En el próximo recorrido del Grupo Nacional, que será en octubre,
no puede suceder que hayamos descendido. Ese título hay que
respetarlo". |