Su apariencia es la de una persona saludable y sencilla, de
rostro fresco y sonriente, tras él se esconde —según dice— un hombre
sensible.
Hace más de dos décadas este donante extendió su brazo por
primera vez para el noble gesto, convencido de que la sangre es el
regalo más valioso que se le puede ofrecer a otra persona.
Reconoce que aunque desde joven estuvo vinculado con las
donaciones como tarea cederista, el haber estudiado Medicina,
atender a los pacientes y cumplir misión internacionalista, le
ayudaron a reafirmar la convicción de acudir a los bancos de Sangre
de manera altruista y voluntaria.
"El ser médico —dice— no me obliga a donar sangre, pero sí me
sensibiliza más. Lo hago de forma voluntaria, porque en nada afecta
la salud. No causa daño, por el contrario, a mí me enriquece
espiritual y moralmente de solo saber que cada vez salvo una vida".
Los donantes —refiere— tienen que ser personas sanas de 18 a 65
años y estar conscientes de la importancia y necesidad del gesto que
realizan.
Comenta de cuando en la República de Venezuela brindó su sangre a
unos colegas que habían tenido un accidente. "Desde entonces
comprendí que se trata de un gesto totalmente humano. Por eso acudo
aquí con frecuencia".
Cuando oíamos sus anécdotas en el Banco de Sangre provincial de
La Habana, le llegó también el momento del pinchazo en la vena a
Fausto Luis Cazaña y Luis Puentes González, de los municipios de
Playa y Plaza de la Revolución, respectivamente, quienes forman
parte del Programa de Plasmaféresis, procedimiento automatizado
mediante el cual se extrae la sangre, se separa el componente
(plasma) y se incorporan los restantes elementos celulares al
donante. Todos coinciden en que "el pinchazo impresiona, pero no es
para tanto".
Mientras conversábamos, en solo 30 minutos la bolsa de 600 ml de
plasma se llenó. Ellos, al igual que cientos de cederistas,
ratifican la voluntad de mantenerse donando hasta que tengan salud.
En breve los vimos salir dispuestos a realizar las labores de
costumbre, a sabiendas de que el 14 de junio —Día Mundial del
Donante de Sangre, instituido por la Organización Mundial de la
Salud— recibirán el reconocimiento junto a cientos de miles de
cubanos, quienes de manera voluntaria confirman los valores de una
sociedad que pone en primer lugar al ser humano.