Todos alcanzaron evaluación de bien, excepto ese territorio
central, debido a que incumplió con el suministro de hortalizas
destinadas al consumo social.
Desde entonces, todos los que tienen que ver de una forma u otra
con la suerte de ese programa han sufrido críticas. Pero más que
justificaciones y excusas, la respuesta fue empezar a enmendar lo
mal hecho y poner mano firme para evitar que el mal se repita.
Para Yolanda Alejo, al frente de la Agricultura Urbana y
Suburbana del territorio, lo más lamentable es que en realidad el
incumplimiento tuvo que ver no con la falta de productos, sino con
problemas organizativos que afectaron su correcta distribución y
comercialización.
Se localizaron fallas en algunos organopónicos que provocaron
desabastecimientos de hortalizas para el consumo social, además de
falta de sistematicidad en el trabajo. Todo esto originó cambios en
la dirección de la Agricultura Urbana en el municipio.
Gracias a las acciones realizadas tras la visita del Grupo
Nacional, ya la producción alcanza el 103 % (unas 4 520 toneladas),
volumen procedente en lo fundamental de 29 organopónicos y destinada
básicamente a 18 centros educacionales.
Jovellanos ha mejorado, pero en cualquier análisis salta a la
vista que puede lograrse mucho más, reconoce Yolanda.
En el punto de venta conocido como El ECIL, ubicado justo a la
entrada del poblado, puede explorarse el cambio favorable en dicho
programa. Comenta Rebeca Aballí, ama de casa que muy a menudo se
abastece en este sitio, que por lo general, hay más de siete
productos en venta a precios asequibles, dice.
Felicia López, encargada del punto, admite que la población
concede importancia al lugar por la cantidad y la calidad de los
productos que allí se expenden. Lo corrobora más de un vecino.
La más reciente evaluación de regular no fue un trofeo, como
admitió Yolanda. Significó nada menos que el punto de partida para
la revisión general de las fallas y empezar a corregir los errores.