Ciertas tensiones prevalecen hoy en esta capital después de dos
días consecutivos de represión policial a sendas protestas
estudiantiles, una de alumnos del magisterio y la otra de
universitarios, indicó Prensa Latina.
Los primeros, adolescentes de planteles normalistas, tomaron el
martes un puente vital para la entrada y salida de la ciudad por una
de sus carreteras para continuar el rechazo a una medida del
Ministerio de Educación, el cual dura casi un mes.
Ellos repudian la intención oficial de modificar esa especialidad
mediante el reemplazo por un bachillerato con orientación hacia ese
sector durante dos años, más un título universitario adquirido con
tres más.
Argumentan cómo ese cambio en el llamado pénsum, para aumentar de
dos a cinco años la carrera magisterial, afectará su economía y
avance profesional.
Ante el bloqueo a la circulación de vehículos por el puente y la
imposibilidad de las autoridades de hacerlos deponer su actitud,
fuerzas antimotines arremetieron violentamente para desalojarlos,
incluso con bombas lacrimógenas y gas pimienta.
Padres de esos menores de edad presentaron una denuncia ante la
Procuraduría de los Derechos Humanos por la agresión de los agentes
especiales y exigieron una solución al problema.
Las autoridades, sin embargo, se muestran renuentes a permitir
manifestaciones que impidan la libre locomoción de los ciudadanos,
como les llaman, y reiteraron su propósito de utilizar la fuerza si
no funciona el diálogo con inconformes por cualquier motivo.
Tanto el presidente Otto Pérez Molina como el ministro de
Gobernación, Mauricio López, se pronunciaron en ese sentido, de tal
forma que un día después se repitieron los hechos con estudiantes de
la Universidad de San Carlos, la mayor de Guatemala.
Estos interpusieron estorbos en un tramo de la avenida Petapa, de
las principales de esta urbe, para solidarizarse con el reclamo de
los normalistas y condenar el abuso cometido con ellos.
La escena entonces se repitió, al ser enviados los antidisturbios
con equipamiento completo al lugar e igualmente utilizar métodos
violentos para despejar el área.
En este caso Pérez Molina fue más fuerte en su pronunciamiento,
pues además de reforzar la intención de no permitir protestas de ese
tipo sin autorización, advirtió que serán detenidos los autores de
la retención de ómnibus de pasajeros para ponerlos como obstáculos.
De acuerdo con el mandatario, eso es un delito, al cual llamó
secuestro, que merece el castigo correspondiente por ser una
violación de las leyes.
No vamos a permitir que tapen vías con buses, secuestraron el
transporte colectivo y bajaron a los pilotos (conductores), esos son
hechos delictivos, las instrucciones son identificar a los
responsables, dijo.