El contrabando de armas para los grupos armados es uno de los
factores que más incide en la crisis siria y por ello afloró como
una de las exigencias del presidente Bashar al-Assad al enviado
especial de la ONU, Kofi Annan, para alcanzar una solución política.
La situación es denunciada por medios de prensa nacional y
extranjera, pues -según criterios- el creciente tráfico ilegal de
armamento hacia Siria, apoyado por naciones occidentales y
monarquías árabes, crea más obstáculos para un entendimiento.
Aquí se convirtieron en algo habitual los informes de la prensa
para revelar la ocupación por las fuerzas de seguridad de pertrechos
militares, unos en manos de redes de las bandas armadas, y otros en
operaciones realizadas por funcionarios de aduana, en especial en la
frontera con Líbano.
La procedencia de las armas, en términos generales, apunta hacia
las monarquías del Golfo, Arabia Saudita y Catar, sin dejar de
contar los remanentes de Libia, que ahora son trasladadas por
diferentes vías a este país, de acuerdo con algunas fuentes.
En días recientes, el canal Rusia Today comentó que el comercio
de armas prosperó en el norte del Líbano al amparo de la crisis y de
la tensión en algunas zonas libanesas, y reseñó que ese país se
convirtió en la principal fuente de provisión y contrabando de
pertrechos bélicos a los opositores a Damasco.
Durante su reporte, la televisora rusa citó a un comerciante
llamado Shadi, en la ciudad libanesa de Trípoli, diciendo que los
opositores de la nación vecina son sus más importantes clientes.
También a Ahmad Obobri, quien se presentó como cabecilla en las
milicias que llaman el Ejercito Libre, abordó el asunto
reconocimiento que recibe el dinero que les llega de todas partes
del exterior para comprar armas y enviarlas de contrabando desde
varias regiones a las bandas armadas en la nación vecina.
Asimismo el diario británico The Times trató el problema y señaló
el apoyo que brindan Arabia Saudita y Catar a los terroristas a
través del suministro de grandes cantidades de dinero, cuyo destino,
previsiblemente, es apoyar la compra y contrabando de equipos
bélicos, además de pagar sus salarios.
Gran parte de la astronómica cifra de 100 millones de dólares,
aprobados por algunas naciones árabes al parecer, van a parar a este
floreciente negocio, cuyo objetivo final es desestabilizar al
gobierno del presidente al-Assad y causar mas violencia y víctimas
entre la población.
Representantes del denominado Ejercito Libre Sirio aseguran que
Riad y Doha han ido mucho más allá de sus compromisos, y que ambos
trabajan actual y conjuntamente con Washington y sus aliados en la
región, para transportar armas que son usadas para "calentar más el
ambiente".
Pese a afirmaciones del presidente libanés, Michel Suleiman, de
que ellos no serán una base militar para sabotear a sus vecinos, son
evidentes las dificultades para detener el tráfico de pertrechos
dado el nivel alcanzado por el negocio y los intereses políticos
involucrados en esta práctica, destacó Prensa Latina.
Este asunto fue motivo de intercambio entre Annan, durante su
reciente visita a este país, y el presidente al-Assad, así como en
posteriores visitas al Libano y Jordania.
El mandatario expresó su preocupación porque, según opinó, el
éxito del plan del también emisario de la Liga Arabe depende en gran
medida del cese de los actos terroristas y de quienes los promueven,
así como de detener el tráfico de armas hacia su país. Pero, las
perspectivas de detener estas prácticas no son muy alentadoras.
En Estados Unidos, por ejemplo, el candidato republicano a la
presidencia, Mitt Romney, llamó a armar a los grupos opositores
sirios, algo recurrente entre figuras políticas de esa nación que
apuestan por crear condiciones para una intervención extranjera.
Aunque, en contra de recientes declaraciones y las operaciones
encubiertas denunciadas por medios periodísticos como The New York
Times y Washington Post, la Casa Blanca asegura rechazar esta
política, al plantear desconocer acerca de ellos (los armados) y no
querer "más militarización de la situación".
La realidad fue reflejada por Annan en conferencia de prensa al
término de su estancia en Damasco, cuando aseguró que hace falta
voluntad política de las partes para poder alcanzar una solución y
resulta evidente que el contrabando de arma tiene un peso
fundamental.