BUENOS
AIRES, 25 mayo.— La presidenta argentina, Cristina Fernández, lanzó
hoy a sus compatriotas un nuevo llamado a la unidad nacional, al
encabezar en la patagónica ciudad de Bariloche el acto central por
el aniversario 202 de la Revolución de Mayo.
Esta unidad debe ser entendida como que nada puede estar por
encima de los intereses patrios, subrayó la dignataria antes de
puntualizar que en poder discernir qué es lo más importante para la
patria está el desafío.
Les pido a mis compatriotas hacer el esfuerzo de estar unidos en
momentos de un cambio de época y cuando el mundo se desmorona,
reiteró la jefa de Estado en un discurso pronunciado en el teatro La
Baita de Bariloche, más de mil 600 kilómetros al suroeste de esta
capital.
Fernández inició su discurso saludando a la impresionante
multitud congregada en las inmediaciones del lugar y aseguró que no
pronunciaba su discurso allí —porque los médicos no me dejaron—,
después de haber tenido que guardar 48 horas de reposo por un ataque
gripal.
Recordó que en una fecha como hoy, hace nueve años, asumía la
Presidencia de la Nación el extinto Néstor Kirchner y remarcó que de
entonces a esta parte hubo dos gobiernos, pero un solo proyecto.
Luego de enumerar algunos de los principales logros conseguidos
en ese lapso, aseguró "le hemos devuelto a los argentinos la patria
que le habían arrebatado".
La mandataria relató sus impresiones de la reciente visita a
Angola para introducir el tema de la discriminación padecida durante
siglos por negros, indios y mestizos y destacó que fueron hombres de
esta descendencia quienes integraron la mayor parte de los ejércitos
libertadores de Argentina y América.
En ese tramo de su discurso, Fernández indicó la importancia de
conocer la historia de cada nación y sus raíces, porque "si no sabes
de dónde vienes, es muy difícil saber hacia dónde vas".
Más adelante refutó las críticas hechas a Argentina por
presuntamente aplicar políticas proteccionistas y expresó que, al
parecer, existen dos tipos de proteccionismo, el –legal- que aplican
los países desarrollados, y el –populista- de las naciones
emergentes.
Deploró asimismo que los líderes de las potencias económicas
mundiales todavía no se hayan convencido que las medidas de ajustes
sólo traen miseria, dolor y cambios políticos impredecibles.
Por último, aludió a la necesidad de consolidar la integración
regional, articular las economías latinoamericanas y formar un
sólido bloque para avanzar hacia otro modelo de sociedad inclusiva y
respetuosa de los derechos de todos.