Más
de ochocientos términos y de veinte expresiones religiosas
afroamericanas pueden ser consultados en el nuevo libro del doctor
Jesús Guanche, que él considera, "en el sentido más estricto", un
diccionario.
La encomiable labor que este investigador de la Fundación
Fernando Ortiz concreta en Léxico intercultural sobre religiones
afroamericanas, constituye una importante herramienta para
profundizar en las peculiaridades de este amplio legado cultural
africano en América Latina y el Caribe.
Contiene información inmediata —Guanche aclara que "no es
especializado como una enciclopedia"— sobre el vasto léxico empleado
en estas prácticas religiosas y múltiples cosmovisiones, en sus
respectivas lenguas o en otras de diverso origen, para identificar
cada uno de los procesos sociorreligiosos, "desde sus
representaciones de adoración, es decir, dioses, deidades, númenes,
fuerzas u otro término relativamente cercano en español o en otras
lenguas comunes en América, hasta las ceremonias y los objetos e
ideas que forman parte de ellas".
En Léxico intercultural... "se dan a conocer algunas
definiciones operacionales de estas prácticas, debido a la
considerable cantidad de africanismos que se encuentran vigentes en
el sustrato lingüístico de sus representaciones de adoración".
El autor subraya que muchas de estas prácticas religiosas,
independientemente del origen, se relacionan constantemente entre sí
y se influyen mutuamente, de manera que cualquier intento de
clasificación u ordenamiento que se pretenda es única y
exclusivamente operativo: "Jamás logrará encasillarse en un taxón la
riqueza de la variabilidad que tiene, por ejemplo, el vodú en Haití,
respecto de sus manifestaciones en la República Dominicana, en Cuba
o en Estados Unidos de América; o la expansión de la santería y el
sacerdocio de Ifá desde Cuba hacia otros países de América, Europa y
Asia; o el rastafari en diversos contextos fuera de Jamaica". De
manera que debemos interpretarlas como procesos sociales en
constante desarrollo con una amplia interactividad".
Es precisamente en este sentido que esta obra contribuye a
constatar esa riqueza cultural mucho más allá del ámbito de la
religiosidad. Y no se equivoca su autor cuando la considera "otro
paso imprescindible para el mejor conocimiento mutuo".