Recurso hídrico

Aprovecharlo, no dejarlo correr

SHEYLA DELGADO GUERRA

Con celeridad el cambio climático hace más vulnerable la seguridad alimentaria, esa meta que actualmente se viste de utopía para millones de personas en el mundo. En tan embarazosa coyuntura le toca abrirse paso a la agricultura cubana y, principalmente, a sus hacedores y directivos.

Foto: Yaimí RaveloEntre las alternativas del MINAG para minimizar los efectos de la sequía está la implementación de resultados científicos de impacto, el uso racional del agua y la protección de los recursos forestales.

Nuestro país, con una agricultura mayoritariamente de secano, posee una superficie cultivable de más de dos millones 800 mil hectáreas. De ellas, hasta el 2011 alrededor de un millón 356 mil se encontraban en explotación, lo que equivale a poco más del 48 %, informó a Granma Pedro Olivera Gutiérrez, director del Centro Nacional de Control de la Tierra.

Precisamente la sequía constituye uno de los factores objetivos que, año tras año, ponen a nuestros productores entre la espada... y la espada, amén de que no pocos la utilicen como excusa recurrente ante los incumplimientos.

DE LOS PERJUICIOS REALES...

Lo cierto es que en los últimos años, debido a los efectos perniciosos de la sequía, se ha tenido que reducir el área a cultivar en diferentes rubros, teniendo en cuenta la insuficiente disponibilidad de recursos, como sistemas y equipos de riego, reservas del líquido con estos fines, entre otros. Con ello no solo se ven afectados planes y rendimientos agrícolas, sino también el "bolsillo" del Estado, que debe erogar cifras millonarias para suplir la carencia productiva.

foto: otmaro rodríguezDebido a los efectos perniciosos de la sequía, se ha tenido que reducir el área a cultivar en los diferentes rubros.

Estudios realizados demuestran la tendencia anual del peligro de sequía, al representar el mayor porcentaje del monto total de indemnizaciones, en relación con los riesgos cubiertos por el ramo de los Seguros de Bienes Agropecuarios, de la Empresa del Seguro Estatal Nacional. Por ejemplo, la etapa de 1998-2005 —la más perjudicada por la seca— promedió un desembolso medio anual de 44 mil 238 millones de pesos (CUP) por ese concepto. Es necesario aclarar que lo anterior se refiere solamente a las afectaciones por resarcimientos a los agricultores asegurados y no a las pérdidas totales para la agricultura.

En el caso específico de la sequía del año 1998, el sector agropecuario registró pérdidas significativas, fundamentalmente en las provincias orientales. Por ejemplo, se perdieron en esa región 166 mil toneladas de cultivos varios, 8 000 hectáreas de caña, cinco millones de litros de leche, así como 13 mil cabezas de ganado del sector estatal que murieron por desnutrición en el primer cuatrimestre de ese año, en buena medida por los incendios de disímiles pastizales, en extremo secos.

Y los perjuicios asociados a la producción de alimentos se estimaron en nada menos que... ¡270 millones de USD!

En diálogo con este rotativo, Lázaro Díaz Rodríguez —director nacional del Grupo Agroindustrial de Granos— dijo que los cultivos más vulnerables ante el déficit de agua resultan ser el arroz, los frijoles y el maíz. "En el 2011, para tener una idea de lo grave de la situación, se perdieron 1 933, 5 hectáreas del cereal por la escasez del líquido, de ellas 1 354, 2 correspondieron a Pinar del Río", precisó.

La superficie de arroz perdida significa que se dejaron de producir cerca de 12 500 toneladas.

Dagoberto Rodríguez, director del Instituto de Suelos, subrayó a este diario que "el efecto de la sequía sobre el suelo se conoce como sequía edáfica y las afectaciones que ocurren están dadas a partir de la disminución de sus contenidos de humedad, puesto que las reacciones y procesos (físico-químico-biológicos) que normalmente en él se desarrollan necesitan de la presencia de un contenido adecuado de agua".

Aseveró también que "la consecuencia más visible sobre el suelo es la afectación sobre las plantas, las que manifiestan estrés hídrico en sus tejidos, tomando apariencia de marchitamiento. Esto dificulta el crecimiento y desarrollo de la planta, y disminuye, por tanto, su rendimiento, aun cuando reciba agua después por las lluvias o la irrigación".

En Cuba —agregó el directivo— se ha determinado la existencia de más de un millón de hectáreas salinas o salinizadas. Ello se debe esencialmente al mal manejo de los suelos en presencia de factores naturales que los condicionan, entre estos la sequía.

Investigaciones recientes develan que más del 40 % de nuestra área agrícola está afectada por la erosión, el bajo contenido de materia orgánica, el mal drenaje y la poca fertilidad. Con el cambio climático los efectos de la acidez y la compactación se suman a la lista de agravantes.

PREPARARSE PARA LA SEQUÍA: DESVELO DE TODOS LOS DÍAS

En Cuba se emplean como promedio anual más de 3 500 millones de metros cúbicos del recurso hídrico en tareas agropecuarias. Este año, por ejemplo, se ha destinado con ese fin un volumen superior a los 4 200 millones de metros cúbicos, apuntó a Granma Aymée Aguirre Hernández, vicepresidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH).

Si a esto le unimos que, como consecuencia del cambio climático, la sequía será una condición cada vez más acompañante y agresiva, ¿qué se hace para minimizar sus efectos?, ¿hacia dónde caminan la capacidad previsiva, de gestión y, consecuentemente, de respuesta para producir más alimentos consumiendo menos agua?

Entre las alternativas que ha buscado el Ministerio de la Agricultura (MINAG) —a través de sus institutos de investigación, centros y unidades productoras—, según dieron a conocer autoridades del sector, están la implementación de resultados científicos de impacto en el sector (algo que debe realizarse en mayor medida); la aplicación de sistemas integrados en el manejo y conservación de los suelos, el uso racional del agua y la protección de los recursos forestales, como se pudo constatar en un recorrido por las áreas demostrativas de conservación y mejoramiento de los suelos en la Granja Monumental y la UBPC 26 de julio, del municipio capitalino de Guanabacoa.

También existen programas de trabajo como los que llevan a cabo los institutos de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical y de Investigaciones en Viandas Tropicales, entre otros, para fomentar el desarrollo de la agricultura en condiciones de secano, potenciar el uso de variedades de cultivos más resistentes, así como asegurar las reservas de agua requeridas por la base productiva, explicaron autoridades del MINAG.

Esas deben ser premisas insoslayables dentro de la estrategia de enfrentamiento a las secuelas de la intensa sequía, en aras de hacer de los Lineamientos (especialmente el 133, que aboga por el uso racional de recursos como el agua y los suelos) justamente eso: directrices.

 

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