DAMASCO. — La violencia de los grupos armados contra civiles y
militares prosiguen hoy en Siria en medio de gestiones
internacionales para lograr una solución política a la crisis.
Para observadores en el terreno se han convertido en algo común
los informes en la prensa local de los ataques de las bandas
irregulares, calificadas por el gobierno de terrorista, contra
instalaciones civiles y militares.
Anoche, un artefacto estalló en un restaurante en el barrio de
al-Qaboun, en esta capital, matando a cinco civiles e hiriendo a un
número sin precisar, consigna este martes una nota de la agencia
siria de información SANA.
Una fuente dijo a SANA que el artefacto fue plantado por un grupo
terrorista armado, causando la muerte de varios civiles.
Las acciones de estos grupos contra la población se extienden a
otras áreas, y por ejemplo, en la ciudad de Deir Ezzor, elementos
armados asesinaron al comerciante Mohammad Amin Haddad, dentro de su
tienda, al que propinaron varias puñaladas.
En esa población, las autoridades arrestaron a un subversivo
nombrado Abdul-Kader al-Najris cuando colocaba un petardo bajo el
coche de un ciudadano en Al-Hamediya.
Mientras tanto, las autoridades continúan sus operaciones contra
los armados en aparente respuesta a las exigencias de la población
que pide mano dura contra los terroristas.
Asimismo, los observadores de la ONU prosiguen su labor en áreas
donde se informa de enfrentamientos de fuerzas gubernamentales con
elementos armados irregulares.
En la ciudad de Homs, una delegación de observadores, acompañada
por el subsecretario general de la ONU para las Operaciones de
Mantenimiento de la Paz, Hervé Ladsous, y el jefe de la misión,
Robert Mood, sostuvo un encuentro con líderes tribales, actores
populares y personalidades religiosas y sociales.
Durante las pláticas los representantes de esos grupos
reafirmaron la unidad del pueblo sirio, su rechazo a la violencia y
su insistencia por la paz y la preservación del territorio nacional.