La estela del genio permanece, aun más allá de nuestras
fronteras. En Montecristi, justo en el lugar donde —junto al
Generalísimo Máximo Gómez— firmó el Manifiesto en el que sienta las
bases programáticas de la Revolución y explica al mundo los
propósitos de la guerra necesaria, se alza una casa museo, espacio
de veneración y orgullo para dominicanos y cubanos.
Situada en la costa norte de República Dominicana, la pequeña
construcción, de estilo victoriano, atesora en sus recintos parte
importante de nuestra historia. Una colección de fotos de la familia
Gómez, a la cual perteneció la propiedad, bustos en bronce de los
héroes, y el lugar exacto donde ambos gestaron la expedición hacia
Cuba y firmaron el programa de lucha, exhiben los montecriseños como
Monumento Nacional. En uno de sus techos, también permanece una
original estrella de madera, vestigio que Martí plasmó en cada uno
de los lugares que visitó en sus tres viajes a la provincia
dominicana.
Sin embargo, no solo en el museo persiste la huella del Apóstol.
Se respiran, en todo Montecristi, aires martianos. Durante su
estancia preparatoria, Martí se movió constantemente. Mantuvo
contactos con clubes revolucionarios, entabló amistad con numerosas
familias cubanas y dominicanas, organizó la barbería La Cubana (ya
desaparecida), visitó el Liceo de Montecristi, punto de mayor
interés para hablar de Cuba, y pronunció el discurso principal a la
llegada del Reloj, cuya base asemeja a la Torre de París y es
símbolo de la localidad. Fue en esa alocución cuando señaló que el
reloj marcaría la hora de la libertad de Cuba.
La fascinación de los montecriseños por Martí perdura. Cada lugar
que pisó el Maestro mantiene su valor histórico. Incluso los más
ancianos especulan tener anécdotas y vivencias. Y es que además fue
en Montecristi donde a Martí le confeccionaron sus últimos trajes, y
donde el sastre, Ramón Almonte, midió su estatura real. Cerca de las
salinas, igualmente, un enorme busto tributa a su imagen.
Según manifiesta la historiadora y escritora local Olga Lobetty
Gómez, "Martí es también un héroe nuestro. Aquí vivieron muchos
cubanos que lucharon por la independencia en esa última etapa.
Celebramos cada fecha histórica y tenemos la casa museo como un
santuario donde estamos mezclados cubanos y dominicanos con un mismo
sentido histórico y de humanidad. Nos sentimos orgullos, al mismo
tiempo, de que el Generalísimo ocupe un lugar de gloria en la
historia de Cuba".
A saber por las notas que Martí describió en su diario de
Montecristi a Cabo Haitiano, del mismo modo la gente, los paisajes y
la idiosincrasia de la isla La Española se impregnaron en su
recorrido. Una manera también de agradecer el apoyo incondicional
hacia nuestra lucha.
Cuando dos meses después de haber salido de la isla, el Héroe ya
se encontraba en suelo cubano y caía en Dos Ríos el 19 de mayo,
adquiría especial trascendencia lo que había plasmado en el
Manifiesto de Montecristi: "Honra y conmueve pensar que cuando cae
en tierra de Cuba un guerrero de la independencia, abandonado tal
vez por los pueblos incautos o indiferentes a quienes se inmola, cae
por el bien mayor del hombre, la confirmación de la república moral
en América, y la creación de un archipiélago libre donde las
naciones respetuosas derramen las riquezas que a su paso han de caer
sobre el crucero del mundo".