La experiencia no es exclusiva del Hospital Ernesto Guevara. El
proyecto que le dio origen concibe instalaciones similares en
provincias como Pinar del Río, en occidente, y las cuatro restantes
del oriente cubano.
Más allá de números y estadísticas, la realidad enseña que esta
es una excelente alternativa natural de nutrición para alimentar
oportunamente a niños prematuros, perjudicados por el bajo peso al
nacer, operados por razones gastrointestinales o cuyas madres
presenten alguna insuficiencia o patología que les impida la
lactancia.
Al Banco le corresponde, por tanto, lograr una alta
especialización en las actividades de recolección, selección,
clasificación, procesamiento, control microbiológico o de calidad,
almacenaje y distribución de la leche materna, bajo prescripción
médica.
Dicho así puede parecer sencillo, pero "se trata de una labor
extremadamente paciente y rigurosa", según explica la doctora Tamara
Pérez Vázquez, neonatóloga al frente de esa instalación en Las
Tunas.
"Lo primero es asegurar una correcta selección de las madres
donantes. No todas pueden serlo. Para ello se requiere tener buena
salud, no padecer enfermedad alguna, no fumar, ni estar mal
alimentada... Sobre la base de requisitos así realizamos la
selección y clasificación inicial."
Diminuto como un dedo meñique, Alejandro nació con apenas 1 300
gramos de peso, explica Yamila, su mamá. "Estuvo crítico en la
terapia intensiva, hubo que acoplarlo a ventilación, puedes imaginar
el estrés que eso me causó... casi no tenía leche para alimentarlo.
No sé cómo agradecer el beneficio que ha recibido todo el tiempo mi
hijo de ese banco".