Muy especiales de veras

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

La distinción de seis obras con el Premio Especial Cubadisco 2012 constituyó un anticipado reconocimiento a valores singulares que enriquecen la discografía cubana.

Como es habitual, en cada una de las categorías se concede un premio a partir de las producciones nominadas —clasificar con dicha condición debe ser considerado por artistas y productoras como un meritorio lauro por sí mismo—, y entre estos fonogramas se selecciona por su calidad integral el Gran Premio Cubadisco. Esto será noticia durante los espectáculos de gala que tendrán lugar en el teatro Karl Marx los próximos 19 y 20 de mayo.

Tiburón Morales, voz emblemática de Son 14.

Pero hay obras que por su carácter excepcional, debido a sus particularidades, escapan de las clasificaciones convencionales, y por tales atributos marcan hitos. Esa es la razón del Premio Especial, por cierto, los únicos que el Comité del Premio fundamenta textualmente.

Sin orden de preeminencia, esa distinción fue concedida en esta oportunidad a las producciones que brevemente comentaremos a continuación:

Mis 22 años (EGREM), de NG la Banda, bajo la dirección de José Luis Cortés, quien fue su productor general. En este álbum doble, El Tosco repasa y redimensiona al mismo tiempo el repertorio y las líneas de desarrollo vocal e instrumental que han hecho de la agrupación uno de los puntales de la renovación de la música popular bailable durante las dos últimas décadas, con el valor adicional de haber sumado a otros intérpretes que reconocen la jerarquía del flautista, compositor y arreglista villaclareño.

La Virgen de la Caridad (Bis Music), producido por José Manuel García y Eddy Cardoza. Doble álbum con DVD incluido que recorre, desde una perspectiva antológica, el reflejo de la temática mariana en la música popular cubana, fundamentalmente en la vertiente trovasonera.

30 años de Son 14 (EGREM), producido por Ricardo Leyva. Necesario registro que rinde homenaje a los aportes del conjunto santiaguero, fundado por Adalberto Álvarez. No pueden obviarse el timbre y las inflexiones soneras peculiares del principal vocalista del conjunto, el carismático Eduardo Morales, Tiburón.

Leyendas camagüeyanas (EGREM), de Gerardo Alfonso y la Orquesta Sinfónica y el Coro de Camagüey, dirigidos por Irina Guerra. La proyección trovadoresca de Gerardo, y la reanimación del organismo sinfónico local se funden en una suite de singular atractivo, que se completa con la utilización en el diseño gráfico con una obra de uno de los más renombrados pintores camagüeyanos, Joel Jover.

Sueños del pequeño Quin (Colibrí), por la Joven Jazz Band, fundada y dirigida por Joaquín Betancourt, bajo la producción general del propio maestro. Primera obra de un proyecto instrumental que rebasa su cualidad pedagógica para afirmarse como una necesaria prolongación de la tradición de ese formato en el jazz cubano que tiene entre sus antecedentes la obra del maestro Armando Romeu.

Andar La Habana (La Ceiba), de Eusebio Leal, producido por Magda Resik. Internacionalmente en el ámbito discográfico suelen reconocerse los discos que contienen poemas, narraciones y testimonios orales. En este caso, la palabra informada, convincente y fluida del Historiador de la Ciudad, quien por largos años ha sido promotor de la memoria viva de la urbe, se despliega en dos DVD de formidable factura.

 

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