Cuando
se acerca cada nueva Temporada Ciclónica, o de Huracanes, y con ella
un nuevo "Ejercicio Meteoro", todos quieren conocer el pronóstico de
la actividad ciclónica que se espera para la Temporada. En el Centro
Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología de nuestro
país, los pronósticos de la actividad ciclónica en el Atlántico
comenzaron a emitirse en 1996, producto de la culminación de un
proyecto de investigación liderado por la investigadora doctora
Maritza Ballester.
También se emiten en los Estados Unidos por la Universidad de
Colorado y el oficial del Servicio Meteorológico de ese país que
emite la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA).
Los medios de prensa extranjeros promueven estos pronósticos de
manera sensacionalista, especialmente cuando en el pronóstico se
espera gran actividad ciclónica en el Atlántico.
Es precisamente la divulgación masiva de los pronósticos de
temporada, muy diferentes en su esencia a los pronósticos del tiempo
diarios, acompañándolos de muy poca explicación sobre lo que quieren
realmente decir y su utilidad práctica, lo que promueve escepticismo
y frecuentes críticas a estos pronósticos.
Es fácil observar que en una temporada que se pronostica activa
no pase ningún huracán por un territorio dado y por ello pensar que
el pronóstico fue erróneo, cuando su significado es otro. Por ello,
con este artículo quisiera un tanto desmitificar, y darle también el
lugar que le corresponde, a los pronósticos de temporada de
huracanes, a fin de que se comprendan mejor.
El verdadero valor de los estudios para el pronóstico de una
temporada ciclónica, o de huracanes, radica en la ciencia contenida
per se, o sea, el valor cognoscitivo que proveen al estudiar
y desentrañar los secretos de las condiciones océano-atmosféricas
que son favorables o no, al surgimiento y desarrollo de los ciclones
tropicales, y junto a ello, una idea de la probabilidad de la
actividad ciclónica.
Sin embargo, el valor práctico de estos pronósticos estacionales
para las personas comunes y corrientes, así como sus intereses,
resulta muy limitado, ya que no pueden decir con tantos meses de
antelación (y nadie en el mundo puede hacerlo), por dónde pasará la
trayectoria de un huracán, ni qué fuerza alcanzará, qué lluvia
traerá, etc.
De modo que, en la práctica, nadie debe utilizar este tipo de
pronóstico para ello. Solo es posible conocer si habrá más o menos
tormentas tropicales y huracanes en toda la cuenca del Atlántico,
solo de eso se trata. Obsérvese que la gran cuenca del Atlántico,
que incluye al mar Caribe y al golfo de México, es una vasta área
donde Cuba cabe miles y miles de veces, y una ciudad o punto
específico cualquiera, quizás millones de veces.
En el sentido práctico tener una temporada activa, normal o poco
activa, vale poco, mientras la ciencia no pueda decir exactamente
con meses de antelación dónde, cuándo y su fuerza o intensidad. Voy
a poner de ejemplo el Pronóstico de la Temporada de Huracanes para
este 2012 emitido hace unos días:
"La temporada ciclónica tendrá un comportamiento de normal a poco
activo. Se pronostica la formación de diez ciclones tropicales
(tormentas tropicales más huracanes) en toda el área del Atlántico
Norte, cinco de los cuales alcanzarán la categoría de huracán. Sobre
el área oceánica del Atlántico deberán desarrollarse ocho ciclones
tropicales, uno lo hará en el Caribe y otro en el golfo de México.
La probabilidad de que se origine e intensifique al menos un huracán
en el Caribe es baja (15 %) y de que uno de procedencia atlántica
penetre en el Caribe (55 %) es moderada."
Esta valoración está basada en el hecho de que se prevé la
existencia y desarrollo de un evento El Niño para los meses del
verano, y en esos casos se producen vientos fuertes a alturas de 10
a 12 kilómetros que cortan cualquier incipiente circulación
ciclónica y, por tanto, inhibe la formación de ciclones tropicales
en el Atlántico, aunque algunos logran formarse.
Por otra parte, las aguas del Atlántico oriental están algo más
frías que lo normal, otro factor que es desfavorable a la actividad
ciclónica. Las investigaciones han demostrado estas concatenaciones,
al igual que hay otras, mientras que una relación estadística y de
analogía con otras temporadas, produce los números que se ofrecen.
No obstante, vean ustedes que basta que un solo huracán, uno
solo, pase por encima de cualquier localidad para que sus habitantes
piensen que la temporada es muy activa (y para ellos en realidad lo
es). Ejemplos sobran, pero voy a dar solo dos: La temporada de
huracanes de 1930 fue muy poco activa, tanto que solo hubo un
huracán en el Caribe... Pero ese fue el de gran intensidad que
destruyó completamente a Santo Domingo, la capital de la República
Dominicana. Otro ejemplo: La temporada de 1992 fue también poco
activa, solo cuatro huracanes, pero uno de ellos fue Andrews,
categoría 5 que devastó el sur de La Florida, EE.UU.
Puede haber también el caso de temporadas de huracanes muy
activas, como las de 2010 y 2011, con 18 y 19 ciclones tropicales
respectivamente (el promedio o normal para una temporada es diez), o
bien la muy activa de 1995 que igualó el récord del siglo XX con 21
ciclones, pero en ninguna de estas temporadas tuvimos en Cuba un
huracán.
A modo de resumen, el pronóstico estacional de la actividad
ciclónica en el Atlántico tiene indiscutiblemente un valor
científico, al estudiarse las condiciones generales de formación y
desarrollo de los ciclones tropicales, mientras que provee una
herramienta probabilística útil para determinadas actividades; pero
no posee un valor práctico para el público en general al no poder
señalar con tanta anticipación los detalles que aparecen en los
pronósticos de corto plazo que siempre brindamos en las Alertas
Tempranas y en los Avisos de Ciclón Tropical.
La recomendación es que si se quiere conocer el pronóstico de
temporada, eso no es malo, siempre que se interprete como es, una
medida de la actividad ciclónica general, pero cuando exista una
tormenta tropical o huracán ya formado, todos deben estar al tanto
de su trayectoria, evolución y desarrollo a través de nuestra radio
y televisión y cumplir las orientaciones de nuestra Defensa Civil.
Esa es la información práctica verdaderamente valiosa para enfrentar
con efectividad la amenaza de un huracán.