En medio de una tensa calma, la población capitalina acudió este
viernes a los rezos de la religión musulmana con el temor de que
nuevos atentados terroristas rompan la endeble paz reinante en el
país.
Pero además de la habitual tranquilidad que se vive todos los
viernes, menor trafico de vehículos y el cierre de la mayoría de los
comercios, hay pocas personas en las calles, tal vez en previsión de
cualquier atentado, pues estos días se antojan para ellos propicios
para esas acciones, reporta Prensa Latina.
Mientras en el hospital de al-Moujtahed, en la ciudad de Damasco,
varias víctimas se restablecen de las heridas causadas por el
atentado de ayer que mató a 55 personas e hirió a más de 370, según
partes oficiales.
Consultados por medios de prensa los afectados dijeron que los
que cometen esos actos de terrorismo no tiene religión y no son
seres humanos, sino herramientas que sirven a los mercenarios
enemigos de Siria.
Imad Al-Gazali se recupera luego de que la segunda explosión le
dislocó el hombro cuando estaba cerca de la zona devastada.
El joven de 20 años de edad Mohammad Kheir al-Hassan apuntó que
se dirigía al trabajo cuando escuchó la primera explosión y con la
detonación fue a dar al suelo cuando lo sorprendió la segunda y se
sintió herido por la metralla en una mano.
Por su parte, Mohammad Abdel Rahman, que vive en al-Qazaz, zona
donde ocurrió la tragedia, explicó que escuchó la primera explosión,
salió de su casa para asegurarse de que sus primos y vecinos estaban
bien, cuando una segunda bomba explotó, afectó el edificio de
viviendas y sufrió heridas.
Otras de las víctimas, Ammar Ballol, recibió metralla en la
espalda y recuerda que la explosión fue muy grande.
Muchas personas resultaron muertas o heridas por la segunda bomba
cuando trataban de buscar información de hijos o familiares que se
dirigían a las escuelas o centros de trabajo.
Según el Subdirector General del hospital al-Mowasat, Shadia al-Khudari,
la mayoría de los lesionados con contusiones leves, heridas,
lesiones neurológicas y los casos de crisis nerviosa, están en una
situación estable.
Entre estos se encuentra, Abdel Monem Manssur, quien al escuchar
el primer estallido salió corriendo a buscar a sus tres hijos que se
encontraban en camino a la escuela al-Qazaz, cerca del lugar del
atentado, y cuando llegó a la calle, la segunda explosión lo hirió
levemente.
La mayoría de las personas consultadas por los medios de prensa
condenaron este acto que calificaron de atroz y hacen hincapié en
que no va a debilitar la determinación de los sirios, mientras
afirman que, si es esa la democracia que quieren los enemigos del
país, la rechazan.
Asimismo demandaron al gobierno mano dura contra los que cometen
esos actos criminales que afectan a civiles inocentes.