La omnipresencia de la religión en un país mayoritariamente
musulmán como Egipto dominó el primer debate electoral televisado,
cargado de descalificaciones personales en medio de vagas propuestas
para combatir la pobreza y enfocar la relación con Israel.
Aunque las dispares valoraciones de los ciudadanos de a pie
impiden certificar un claro ganador, la maratónica comparecencia
anoche de Amr Moussa y Abdel Moneim Aboul Fotouh ayudó a la
audiencia cuando menos- a desentrañar las prioridades de quienes
pretenden dirigir el país, reporta Prensa Latina.
La imitación de los esquemas televisivos en Occidente hizo
aflorar desde los padecimientos de diabetes e hipertensión arterial
de Aboul Fotouh, médico de profesión, hasta las propiedades
familiares e ingresos personales de Moussa, exsecretario general de
la Liga Árabe.
Las cuatro horas de debate registraron numerosas referencias a la
Sharía (ley islámica), sus principios y aplicación, en tanto ambos
la consideraron fuente de derecho, aunque con respeto a otras
religiones.
Aboul Fotouh, quien no ve contradicción entre religión y
ciudadanía porque el Islam vela por los intereses de las personas en
todas las facetas de la vida, dijo soñar con un país democrático
gobernado con los principios de la Sharía y que tutele la dignidad
de los egipcios.
Su rival laico, a su vez, abogó por un Estado donde los
ciudadanos se sientan seguros y confiados, que marche hacia la
dirección correcta y responda a las demandas populares, pero la
Sharía no debe impedir a otras religiones tener sus propias
regulaciones.
En ese sentido, Moussa emplazó a Aboul Fotouh a explicar su
criterio sobre un tema altamente sensible aquí como la conversión
religiosa, a lo que éste respondió que Dios brindó a la gente el
derecho a escoger, y por eso los apóstatas deben tener oportunidad
de arrepentirse.
La arremetida más virulenta la espetó Moussa al recordar el
vínculo de su rival con la Hermandad Musulmana y grupos islamistas
radicales, a los que se atribuye un pasado terrorista, y acusarlo de
doble moral por ser salafista con los salafistas y liberal con los
liberales.
Aboul Fotouh, quien en los carteles de su campaña electoral
utiliza como símbolo un caballo, recordó que se apartó de la HM y
discrepa de los partidos religiosos, pero sacó a colación el vínculo
de Moussa con el depuesto Hosni Mubarak, de quien fue canciller
(1991-2001).
Cómo puede un hombre que formó parte del antiguo régimen
solucionar los problemas creados por ese mismo régimen, preguntó
irónicamente el galeno, mientras el diplomático alegó que se
distanció de Mubarak cuando intentó designar a su hijo Gamal como su
sucesor.
Sobre el sistema de gobierno, Moussa prometió tratar con la
mayoría parlamentaria dominada por los islamistas, aunque insistió
en que los partidos religiosos dañan el tejido de la sociedad, y su
contrincante también abogó por el presidencialismo, contando con el
Legislativo.
La segunda república significa verdaderos ministros y que el
presidente sea el líder del equipo, pero delegue en asesores, acotó
a la vez que achacó a la gestión de Moussa como canciller el
deterioro de las relaciones de Egipto con otros países africanos e
islámicos.
En las plataformas económicas de ambos, además de calculada
vaguedad, Moussa y Aboul Fotouh defendieron elevar el salario mínimo
a un equivalente a 200 dólares, pero el segundo se pronunció por
aumentar el presupuesto para educación y salud, y los honorarios de
los médicos.
El político islamista rechazó un salario o fondos especiales para
el jefe de Estado y pidió abrir al pueblo los palacios
presidenciales, mientras el laico opinó que esos honorarios debe
fijarlos una ley y valoró los alcázares como una forma de prestigiar
al estado.
Respecto a las fuerzas armadas, que ahora gobiernan Egipto, ambos
creen que tras la elección presidencial y la transferencia de
poderes los militares regresarán a los cuarteles, pero Moussa, cuyo
símbolo es un sol radiante, ensalzó con discreción al Ejército.
Además, el extitular de la Liga Árabe relegó la cuestión del
presupuesto militar y su monitoreo a un posterior debate en el
Consejo de Seguridad Nacional, mientras Aboul Fotouh negó que las
tensiones con las fuerzas armadas signifiquen un irrespeto a su
trayectoria.
Ambos candidatos prometieron revisar la relación con Israel,
aunque Moussa se mostró cauteloso y evitó usar el calificativo de
enemigo empleado por el otro orador, quien a su vez- recordó que el
acuerdo de Camp David (1979) estipula reexaminarlo cada cinco años.
El exjefe de la Liga Árabe avaló que Jerusalén tiene que ser la
capital de Palestina, un tema que es central para el estado egipcio,
y describió a Israel como un país que aboga por una postura
agresiva, pero se abstuvo de emplear expresiones emotivas por
responsabilidad.
Autodefinido como hombre probado en muchos puestos, Moussa pidió
el voto del electorado alegando que Egipto vive ahora una crisis
existencial y necesita un estadista que entienda al mundo y a la
región votar por alguien que está probando su suerte, es jugar con
fuego.
En su turno, Aboul Fotouh recabó el sufragio porque deseo
unificar a todas las fuerzas políticas y religiosas, y en eso es en
lo que he tenido éxito y fue el emblema de la Revolución (revueltas)
del 25 de enero. No voten por quienes no apoyaron esta revolución y
sus metas.