próximo
viernes 11 de mayo, se caracteriza por un cada vez mayor vínculo
entre los habitantes de la ciudad y las artes visuales.
Una de las formas de establecer esta relación consiste en sacar
el arte a la calle, mediante intervenciones del espacio público, lo
cual es muy saludable para la ampliación de los horizontes estéticos
de los espectadores y, en el caso de los artistas, por constituir
una experiencia social que habitualmente no suele acontecer en los
marcos de las galerías y los museos.
Lo distintivo en el programa de la Bienal —y esta de ahora no
será la excepción, sino la confirmación y extensión de la regla—
radica en que, a diferencia de la tradicional utilización de los
espacios abiertos de la ciudad (murales y esculturas conmemorativas
o ambientales), lo público muchas veces tiene que ver con la acción
performática.
Como se conoce, el performance es un acto de duración determinada
en la que uno o varios artistas actúan o hacen actuar a otros, e
incluso llegan a implicar a los espectadores como sujetos, para
transmitir, valiéndose de apropiaciones de los leguajes escénicos,
sus ideas y conceptos, o simplemente inducir estados de ánimo o
atmósferas.
Pionero de este tipo de acción en la Bienal —por cierto, el único
cubano que ha estado presente en todas las citas— es el maestro
Manuel Mendive. Su poética fabulosa, fuertemente enraizada en la
imaginería del monte y las aguas, cobra un sentido espectacular
cuando encarna en las pieles negras y mestizas de los cuerpos
desnudos, como si la jungla avanzara por las calles. En esta
oportunidad, Mendive saludará el advenimiento de la Oncena Bienal
con el performance Las cabezas, el más grande que haya
concebido en su larga trayectoria artística, el jueves 10 con salida
a las 4:30 p.m. del Gran Teatro de La Habana, recorrido por el Prado
y el Malecón hasta desembocar en el hotel Deauville.
Una sorpresa preparan Los Carpinteros, quienes el viernes 11 a
las 5:30 p.m. y luego los días 19 y 26 de mayo a la misma hora
desarrollarán en el Prado, de Neptuno a Colón, Conga irreversible.
Habrá que seguir con atención las propuestas del japonés Yukihiro
Taguchi, del brasileño Marlon de Azambuja y de la guadalupeña Joelle
Ferly el sábado 12 a las 5:00 p.m. en el parque Villalón (a un
costado del teatro Amadeo Roldán) y ese mismo día la conjunción de
música y artes plásticas de Roberto Diago y la orquesta Kiezos, a
las 9:00 p.m. en el parque Lennon.
El proyecto Detrás del muro, curado por el infatigable y
talentoso Juanito Delgado, comprende varias acciones performáticas
en el Malecón.
Grandes expectativas están cifradas en la anunciada presencia de
la artista serbia Marina Abramovic, especie de gurú del arte del
performance. Ella, por sí misma, merece un comentario que excede el
espacio de esta nota, que pretende llamar la atención sobre la
importancia de estar alertas y abiertos ante una programación tan
sugestiva como la de la Oncena Bienal de La Habana.