"Hemos
perdido el mejor hombre de la guerrilla", apuntaba con evidente
dolor el Comandante Ernesto Guevara en su diario de campaña, el día
25 de abril de 1967.
Se refería a Eliseo Reyes Rodríguez, San Luis en la lucha contra
la tiranía batistiana, Rolando en la guerrilla boliviana, quien
había dejado de existir en la selva de esa hermana nación tras un
encuentro armado con el enemigo.
Había nacido en el municipio de San Luis, Santiago de Cuba, el 27
de abril de 1940. Se suma a la lucha revolucionaria siendo casi un
adolescente.
Muy pronto el muchacho lampiño, de rizada melena y apariencia
infantil marcha a la Sierra Maestra y fue capaz de cumplir riesgosas
misiones. Tras su incorporación al Ejército Rebelde se destaca como
mensajero de la Columna 4, comandada por el Che, quien descubrió en
él su valentía y su resistencia para las caminatas.
Por su actitud heroica en los combates durante el rechazo a la
ofensiva batistiana de verano (1958) y en la invasión y la campaña
de Las Villas lo ascienden a capitán.
Tras el triunfo de la Revolución, el capitán San Luis cumplió
diversas y complejas misiones, entre ellas la de delegado del
Ministerio del Interior en Pinar del Río.
Al frente del MININT en esa provincia realizó un excelente
trabajo de mando y político, se destacó por su intenso e incesante
enfrentamiento a las organizaciones y bandas contrarrevolucionarias
en el territorio; dirigió la penetración de redes de la CIA, impidió
sabotajes y atentados de agentes de esta agencia estadounidense;
fortaleció la vigilancia revolucionaria, el orden interior y la
tranquilidad ciudadana.
Por sus méritos fue elegido para integrar el primer Comité
Central del Partido en 1965. Un año más tarde el Che lo elige para
integrar el selecto grupo de cubanos que lo acompañarían en la
misión internacionalista en Bolivia. En la guerrilla boliviana se
destaca por su conducta ejemplar en todas las misiones, tareas y
actividades del destacamento liberador, hasta caer en combate en la
finca El Mesón, hace 45 años.
Pero no fue hasta el año 2000 que sus restos fueron repatriados,
gracias a un campesino boliviano, que guardó el secreto del sitio
exacto de su sepultura.
Quienes conocieron a Eliseo no olvidan la apariencia frágil de su
cuerpo, mas lleno de vitalidad, al punto de calificarlo como el
capitán del valor y la inteligencia.