Si bien este cultivo se introdujo en la Isla en los umbrales del
siglo XX en la otrora Estación Experimental Agronómica, de Santiago
de las Vegas, hoy Instituto de Investigaciones Fundamentales en
Agricultura Tropical (INIFAT), fue en el espirituano territorio de
Banao donde comenzó a desarrollarse con mayor fuerza durante los
años sesenta del pasado siglo, y más tarde se extendió la
experiencia a diversas zonas de la actual provincia de Artemisa,
especialmente a Ceiba del Agua, Bauta, Caimito y San Antonio de los
Baños.
En entrevista con Granma, el doctor Adolfo Rodríguez
Nodals —jefe del Grupo Nacional de la Agricultura Urbana y
Suburbana, y director del INIFAT— explicó que desde hace tres años
el Programa de la Agricultura Urbana ha retomado el trabajo que se
venía realizando en la plantación de la fresa, con el desarrollo
principalmente de dos variantes: la del llamado "cultivo familiar",
mediante técnicas de permacultura (siembra en macetas), y en mayor
medida, la de canteros enriquecidos con abonos orgánicos, a través
de la tecnología de la organoponía semiprotegida.
"Hoy existen en el país más de 500 canteros plantados de fresa y
las provincias con mejores resultados son Cienfuegos, Artemisa,
Matanzas y Pinar del Río", comentó Rodríguez Nodals y significó,
además, el hecho de que todas las provincias y el Municipio Especial
Isla de la Juventud hayan iniciado su cultivo.
Las variedades más empleadas en el país son la Misionaria, la
Chandler, la Oso grande y, con incursión más reciente, la Albión,
precisó el directivo, quien aseveró también que existe un acuerdo
entre el INIFAT y el Instituto de Investigaciones en Fruticultura
Tropical (IIFT), para que este último aporte 20 mil estolones
(vástago que nace de la base del tallo y hecha raíces que dan lugar
a nuevas plantas) de diferentes variedades al Programa de la
Agricultura Urbana, mientras la tecnología a aplicar será la
desarrollada por el INIFAT para el cultivo semiprotegido: libre de
fertilizantes y plaguicidas químicos, utilizando sustratos
enriquecidos con materia orgánica, y en caso de que sea necesario,
se admitirá el uso de los llamados fungicidas "amigables" con el
ambiente, como los derivados del cobre y la cal, sobre todo hidrato
de cal.
Es una experiencia, no una solución a gran escala, pero muestra
que se puede consolidar si se atiende bien.