Crónica de un espectador

Y sin embargo…

ROLANDO PÉREZ BETANCOURT
rolando.pb@granma.cip.cu

No podía escoger un trampolín más alto el realizador Rudy Mora para su debut en el largometraje, luego de exhibir talento renovador en sus dramatizados televisivos.

Una película con niños, para niños y, al mismo tiempo, con pretensiones filosóficas y constantes guiñadas de la realidad dirigidas a un espectador adulto, no es cosa de juego. Y si a ello se le une el concepto de fábula metafórica elaborada en los terrenos de la ciencia ficción, el musical, la magia, el absurdo y el humor, el trampolín se pone casi por las nubes.

Plausible intención ética la que se propone Y sin embargo¼ , título que alude a la famosa frase atribuida a Galileo (eppur si muove) al abjurar de su teoría heliocéntrica del mundo frente a un tribunal de la Santa Inquisición.

Y aunque la expresión del científico se ha puesto en duda a lo largo de los siglos, entre otras razones porque la Inquisición no permitía jueguitos semánticos como remates de los arrepentimientos obligados, la frase pasó a la historia como emblema de perseverancia moral ante cualquier imposición irrazonable.

Un llamado universal al soñar y al buscar y al decir y al riesgo de equivocarse, sin que nadie se arrogue el derecho a cortar alas, eso es en esencia el sustrato teórico de Y sin embargo¼ que parte de la historia de un niño (Lapatún, ese nuevo Galileo) que llega tarde a un examen y para justificarse dice que ha visto un platillo volador.

La historia, adaptada de un cuento ruso, se inventa una escuela de música regida con mano férrea por una directora más envarada que un poste de luz eléctrica. Llevada a las tablas por La Colmenita, fue un éxito y se decidió adaptarla al cine con los lógicos enriquecimientos que el medio proporciona. Se incorporan importantes actores y la música de Silvio no solo se acentúa con canciones nuevas, sino que el mismo artista es una presencia física en la trama de misterios en la que se involucra.

Tras un comienzo más o menos realista (el cuento del platillo volador y la comisión de niños que se crea para investigar) el filme se adentra en la pura imaginería, no siempre resuelta con igual efectividad en sus pequeñas historias personales.

Hechos y anécdotas que, provenientes de la vida misma, son traspuestos en clave de fantasías, algunas más aptas para un público adulto que para los niños espectadores, no pocos de los cuales, tras el formidable arranque del filme, parecen perderse a ratos entre complicadas alegorías y bellas canciones interpretadas por los actores, sin que haya siempre una justificación dramática que propicie la irrupción del canto.

En el trance de elaborar un lenguaje capaz de cubrir las expectativas de una doble audiencia de niños y adultos, Y sin embargo¼ no encuentra el tono más loable para mantener un ritmo de interés general y cristalizar todo lo lindo que se propone. Quizá sea que en el ánimo de querer decir y abarcar demasiado, complique la historia innecesariamente.

Otro asunto es el de los niños actores. Se sabe del esfuerzo de los integrantes de La Colmenita para asistir a clases, seguir en el teatro y además participar en este filme. Pero se conoce también que el cine no es el teatro y que incluso renombrados actores de las tablas nunca perdieron una impronta teatral al pasar al cine. El trabajo con los pequeños es inmenso y lleva tiempo, porque la repetición teatral puede amoldar esquemas. Junto al buen desempeño de un grupo de niños que participan en Y sin embargo¼ hay otros que no superan un decir cercano al tono declamatorio, lo que hace más resaltante las diferencias. No hay duda de que son niños con talento, pero a la altura del juego cinematográfico, no puede olvidarse que cada medio impone sus reglas.

Radiante de visualidad, excelentes momentos dramáticos y mucho anzuelo para ponerse a pensar, Y sin embargo¼ no deja de ser un buen intento, para un director que, en su debut en el largometraje, quizá se puso el trampolín demasiado alto.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir