José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de
Estados Americanos (OEA), parece no estar bien informado. ¿O acaso
será sordo?
En un foro previo a la VI Cumbre de las Américas dijo que "las
puertas de la OEA están abiertas para Cuba, el problema es que para
cruzarlas tenemos que hablar".
¿Hablar sobre qué? ¿Será que desconoce la posición de Cuba? El
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz,
ha dicho que "es voluntad soberana de cada país (estar en la OEA).
Nosotros jamás perteneceremos, la OEA es fruto de la Guerra Fría, el
instrumento que crearon para América Latina y toda esa doctrina que
inventaron en la Guerra Fría, doctrinas militares, ya [...]
obsoleta".
Al referirse a la exclusión de Cuba de la Cumbre de las Américas,
nuestro canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, declaró que eso es el
"símbolo más notorio de que son cumbres hechas a imagen y semejanza
del gobierno de Estados Unidos y que son instrumentos para ejercer
dominación de una manera nada democrática".
Insulza tuvo la desfachatez de decir que "la invitación de Cuba a
futuras cumbres depende de los presidentes del hemisferio".
Ciertamente, debe estar muy mal informado si desconoce que 32 de 34
países abogan por la inclusión de la nación antillana a la cita de
jefes de Estado y Gobierno. Pero a ese legítimo interés se opuso
EE.UU., y sus deseos son órdenes para muchos.
Con sus declaraciones, Insulza desconoce las opiniones de casi
todo un continente. Está claro, su sordera es selectiva.