WASHINGTON. — La sentencia a 40 años de cárcel impuesta por una
corte de Chicago al expolicía Howard Morgan, después de recibir 28
balazos de manos de cuatro agentes blancos en 2005, aumentó este
sábado las tensiones raciales en Estados Unidos.
El caso del exvigilante negro, acusado de cuatro supuestos cargos
de intento de asesinato, es visto por muchos como otro hecho de
racismo, que se une a recientes acontecimientos que han caldeado las
relaciones interraciales en diferentes estados de la Unión.
Morgan, de 61 años, fue detenido en 2005 por cuatro policías
blancos, cuando conducía en sentido contrario su camioneta.
En un confuso incidente, mientras trataba de identificarse, los
uniformados forcejearon con él y al percatarse de que llevaba un
arma de fuego, le dispararon en 28 ocasiones, 17 de ellas por la
espalda.
De nada valió que el expolicía de origen afroamericano tratara de
identificarse con los agentes que le disparaban.
Según la versión de Morgan, la acusación de los policías blancos
de que intentó agredirlos es falsa.
El equipo de abogados defensores del exvigilante inculpado
asegura que no se encontraron residuos de pólvora en sus manos.
Organizaciones defensoras de derechos civiles están exigiendo
justicia en el caso de Henry Morgan. Una petición de la campaña
Change.org ya colectó 11 mil firmas de apoyo.
El reverendo Jesse Jackson también unió su voz a los reclamos de
la Nación del Islam y el movimiento Occupy Chicago, a favor de la
libertad de Morgan.
La comunidad afroamericana en Estados Unidos está demostrando su
descontento después de una oleada de incidentes de cortes racistas,
entre los que destacan el asesinato de Trayvon Martin, en Orlando,
Florida, a finales de febrero, y los homicidios de Rekia Boyd, en
Chicago, y de Kendrec McDade, en Pasadena, California.