La
música del joven trovador cubano Mauricio Figueiral indaga con
franqueza en lo humano, porque —asegura— es la única forma de vivir
con honestidad un proceso revolucionario, sin rehuir de
contradicciones y cuestionamientos.
Con motivo de las celebraciones por el Aniversario 50 de la Unión
de Jóvenes Comunistas, Granma tuvo la oportunidad de
conversar con este cantautor que asalta con su obra "un cielo muy
alto, el que componen los anhelos, esperanzas y motivaciones de toda
una generación".
Figueiral llegó a la larga tradición de la canción de autor
cubana en su adolescencia, y ahora se aúna, junto a otros coetáneos,
en una nueva hornada de trovadores que se hace sentir en la Isla
cada vez con más fuerza.
Sin embargo, opina que la trova es una sola y no se puede dividir
en generaciones: "a pesar de los cambios de época, contextos,
maneras de decir, la esencia de los cubanos sigue siendo la misma y
seguirá siendo la misma durante mucho tiempo y a eso responde mi
música".
Su primera producción discográfica propia, Mauricio Figueiral
y todo lo contrario, es un largo anhelo que se materializó
recientemente bajo el sello Bis music. Este sábado será el
lanzamiento oficial en la Sala Teatro del Museo Nacional de Bellas
Artes, donde se reunirá con "un grupo de amigos" entre los que
destacan Adrián Berazaín y la cantante venezolana Amaranta Pérez.
Allí se podrá disfrutar de las "12 canciones inquietas", tanto en
su forma como en su contenido, que integran el disco. Una selección
que responde, según el autor, a su personalidad y a la personalidad
de la juventud cubana.