Destinado a preservar centenarias técnicas artesanales, el
proyecto cubano Tejiendo sueños con fibras fue premiado por el
Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial en América Latina (Crespial).
Esa iniciativa, que prevé acciones en Viñales para conservar una
tradición artesanal surgida en el siglo XIX, será auspiciada por la
institución con un fondo de hasta cinco mil dólares, confirmó a
Prensa Latina la investigadora Nieves Lugo, promotora de la idea.
Hechas con fibras de Guaniquiqui, una especie vegetal abundante
en el occidental territorio cubano, las artesanías utilitarias
aparecieron allí ligadas fundamentalmente al tabaco, cultivo típico
de la zona.
La elaboración de cestas para almacenar y transportar las hojas
de la aromática planta comenzó en pasadas centurias en esa
localidad, distinguida con la categoría de Paisaje Cultural de la
Humanidad, y perduró hasta la actualidad.
En ese lugar, visitado por turistas de todos los continentes,
elaboran con similares procedimientos sombreros -utilizados por los
labriegos en las faenas del campo-, sonajeros, envases para botellas
de licores, y muebles.
Se trata -expresó Lugo- de una práctica que sobrevivió al paso
del tiempo en ese famoso paraje, donde colectan la materia prima
para la cestería y el resto de los objetos hechos a mano por los
diestros artesanos.
Sitio del patrimonio mundial desde 1999, en Viñales perviven
añejas tradiciones de alfarería para la confección de porrones,
tinajas y filtros, además de tejidos, bordados y otras manualidades,
a la usanza del período colonial.
Lugo añadió que el proyecto para la conservación de las prácticas
artesanales con Guaniquiqui propone restaurar un taller existente en
esa demarcación y proveerlo de herramientas, mejoras que favorecerán
la ampliación y diversificación de sus producciones.
Otra de las pretensiones de la iniciativa -dijo- es incentivar el
interés de los pobladores más jóvenes por mantener viva esa
tradición, atributo del paraje serrano, conocido internacionalmente
por las hermosas vistas de sus mogotes jurásicos.
El lauro concedido por Crespial reconoce el valor de la costumbre
mantenida hasta ahora por varias generaciones de lugareños, como
peculiar atractivo y símbolo del lugar, distante unos 160 kilómetros
de La Habana, aseveró.
Por una carretera zigzagueante se llega hasta el poblado de
Viñales, compuesto por viviendas de tejas criollas, al estilo de la
colonia, bohíos y casas de curar tabaco, dentro de las cuales
reposan las canastas, tejidas con las resistentes fibras de
Guaniquiqui.
El Crespial reconoció igualmente otras cuatro propuestas cubanas:
Tras las huellas de nuestros ancestros, Arrieros y fabulaciones
serranas, así como los proyectos Luna y Quisicuaba, este último
promovido por el cabildo homónimo.