MADRID. — Los dos principales sindicatos de España advirtieron
este jueves sobre una escalada del conflicto social, si el gobierno
conservador de Mariano Rajoy persevera en su dinámica suicida de
recortes sociales y laborales.
En una multitudinaria manifestación en Madrid, como colofón de
una huelga general que paralizó prácticamente todo el país, la Unión
General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.)
emplazaron a Rajoy a rectificar su impugnada reforma laboral.
Hoy no es la estación final de nada, el tren no ha llegado a la
última parada, avisó el líder de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo,
ante decenas de miles de personas que se congregaron esta noche en
la emblemática Puerta del Sol.
Fernández Toxo precisó que el paro de este jueves, primero que
soporta la administración del derechista Partido Popular (PP) desde
su llegada al poder en diciembre pasado, puede convertirse en el
inicio de una lucha ascendente para cambiar el estado de cosas.
Dirigiéndose al presidente del Ejecutivo y líder del PP, el
dirigente sindical afirmó que éste tiene en sus manos evitar un
recrudecimiento, y la prolongación en el tiempo, de la tensión
social como consecuencia de sus impopulares medidas de ajuste.
Su gobierno será muy legítimo, pero el crédito hay que ganárselo
todos los días y con esta reforma del mercado de trabajo ha perdido
gran parte de esa reputación, enfatizó el secretario general de
CC.OO., tras calificar de rotundo el respaldo de los trabajadores a
la huelga.
Sobre el impacto de la medida de fuerza, calificado de moderado
por el Palacio de la Moncloa (sede del poder central), destacó que
más de 10 millones 400 mil personas secundaron la protesta pacífica
contra una normativa que abarata y facilita el despido.
Subrayó, además, que millones de españoles salieron a las calles
de más de un centenar de urbes de esta nación europea para defender
el modelo social que tanto esfuerzo ha costado construir.
El máximo responsable de la central obrera acusó a la derecha de
intentar arruinar de un plumazo tres décadas de diálogo social, al
aprobar por decreto los cambios en las relaciones laborales.
Tanto Fernández Toxo como su homólogo de la UGT, Cándido Méndez,
pidieron a Rajoy que convoque a los sindicatos para realizar una
modificación sustancial de la norma, a la cual tildaron como la más
lesiva y desequilibrada de la historia de la democracia española.
Ambos coincidieron en que la iniciativa del PP no está pensada
para crear puestos de trabajo, sino para provocar una sangría mayor
de destrucción de empleos, en un país con más de cinco millones de
desocupados, la tasa más alta de la Unión Europea.
En esa línea recordaron que el propio jefe del Ejecutivo ibérico
reconoció que este año se sumaran al ejército de desempleados otras
630 mil personas.
Como alternativas a la severa política de recortes del gasto
público sugirieron al gobierno la subida de impuestos a las grandes
empresas y fortunas del país, así como a las actividades de los
bancos para que financien parte del desastre que ellos mismos
generaron.
CC.OO. y la UGT cifraron la adhesión a la huelga, una vez
descontados los servicios mínimos pactados con el Ministerio de
Fomento, en el 77 por ciento a nivel nacional.
El seguimiento fue masivo en la industria pesada y en las
fábricas de automóviles.
También tuvo una gran incidencia en el transporte urbano,
ferroviario y aéreo, en los servicios de limpieza y en la enseñanza,
sobre todo en las universidades estatales.