Anime y manga, devoción al Sur

JULIO MARTÍNEZ MOLINA

Integrado por cerca de cuarenta jóvenes, muchos de ellos intelectuales, profesionales graduados o alumnos de bachillerato o carreras universitarias, funciona desde hace meses en Cienfuegos un club de anime/manga, a la manera de los varios de ellos existentes en la capital u otros sitios del país.

Dibujo de Hayao Miyazaki rodeado de sus criaturas del mundo del anime.

Alumno cursante de la Licenciatura en Cultura Física en esta provincia, Serguei Castillo dirige este colectivo el cual, con sistemática puntualidad, se reúne en el salón de computación de la Universidad de las Ciencias Médicas a abordar temas relacionados con su pasión. Compartida esta, por cierto, por millones de personas alrededor del planeta.

Él explica que el anime es un término acuñado en el siglo XIX por el artista Hokusai Katsushita tras unir los kanji (caracteres) correspondientes a Informal y Dibujo. Se traduce literalmente como Dibujos caprichosos. En tanto, el manga se deriva de abreviar la transcripción nipona de la palabra inglesa animation (pronunciada animeshon). Tanto sobre esto, como de su historia y la del Japón versan las conferencias dictadas en los encuentros.

Recuerda que en Cuba se hicieron populares dos iconos generacionales a la manera de Mazinger o Voltus V. Con el tiempo, la visualización del género se ha debido menos a los esfuerzos intermitentes de una televisión nacional —no así Canal Habana— por estar a la altura de lo último producido (como sí anda en otros apartados del universo de las series, el cine o la música), que a la iniciativa de un grupo de muchachos de todo el país, quienes se intercambian series como Naruto, Bleach, One piece, Death Note u otras de gran atractivo entre dicha masa, considera Castillo.

Al margen de mucho de lo también descartable en la expresión, varias de estas piezas y nombres emblemáticos de grandes filmes como Hayao Miyazaki, Mamuru Oshii o Katsuhito Otomo, no solo contribuyeron a consolidar las bases de una industria que rivaliza con la factoría Disney mediante elevados estándares de calidad, sino a proyectar en sus obras (lo mismo que en diversas series japonesas) los conceptos de justicia, sentido del deber... , o valores de hermandad y solidaridad entre los hombres, cuyo comportamiento o conflictos psicológicos suelen escudriñar al detalle, enfatiza Serguei.

Además, aguzan la inteligencia y despiertan muchos sentidos latentes dentro de los receptores, prosigue el presidente del club. Barco al cual suma cada año nuevos pasajeros en la nación y que por momentos movió bien el oleaje social, al producirse auténticos fenómenos, cual el promovido gracias a la exhibición televisual de la serie Yu-Gi-Oh y la consiguiente venta de cartas/concursos barriales, provinciales y nacionales.

 

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