Alumno cursante de la Licenciatura en Cultura Física en esta
provincia, Serguei Castillo dirige este colectivo el cual, con
sistemática puntualidad, se reúne en el salón de computación de la
Universidad de las Ciencias Médicas a abordar temas relacionados con
su pasión. Compartida esta, por cierto, por millones de personas
alrededor del planeta.
Él explica que el anime es un término acuñado en el
siglo XIX por el artista Hokusai Katsushita tras unir los kanji
(caracteres) correspondientes a Informal y Dibujo. Se traduce
literalmente como Dibujos caprichosos. En tanto, el manga se deriva
de abreviar la transcripción nipona de la palabra inglesa
animation (pronunciada animeshon). Tanto sobre esto, como de su
historia y la del Japón versan las conferencias dictadas en los
encuentros.
Recuerda que en Cuba se hicieron populares dos iconos
generacionales a la manera de Mazinger o Voltus V. Con
el tiempo, la visualización del género se ha debido menos a los
esfuerzos intermitentes de una televisión nacional —no así Canal
Habana— por estar a la altura de lo último producido (como sí anda
en otros apartados del universo de las series, el cine o la música),
que a la iniciativa de un grupo de muchachos de todo el país,
quienes se intercambian series como Naruto, Bleach,
One piece, Death Note u otras de gran atractivo entre
dicha masa, considera Castillo.
Al margen de mucho de lo también descartable en la expresión,
varias de estas piezas y nombres emblemáticos de grandes filmes como
Hayao Miyazaki, Mamuru Oshii o Katsuhito Otomo, no solo
contribuyeron a consolidar las bases de una industria que rivaliza
con la factoría Disney mediante elevados estándares de calidad, sino
a proyectar en sus obras (lo mismo que en diversas series japonesas)
los conceptos de justicia, sentido del deber... , o valores de
hermandad y solidaridad entre los hombres, cuyo comportamiento o
conflictos psicológicos suelen escudriñar al detalle, enfatiza
Serguei.
Además, aguzan la inteligencia y despiertan muchos sentidos
latentes dentro de los receptores, prosigue el presidente del club.
Barco al cual suma cada año nuevos pasajeros en la nación y que por
momentos movió bien el oleaje social, al producirse auténticos
fenómenos, cual el promovido gracias a la exhibición televisual de
la serie Yu-Gi-Oh y la consiguiente venta de cartas/concursos
barriales, provinciales y nacionales.