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el centro del poder político que dominaría el mundo. Mackinder,
considerado el padre de la geopolítica, basó su hipótesis en la
riqueza de los recursos naturales de la región, la explotación de
los medios de comunicación terrestre y la inaccesibilidad por mar
hacia el territorio. Su idea fue bautizada como la Teoría de la Isla
Mundial, del Área Pivote o Región Cardial, y con la frase "quien
controle Europa del Este (... ) dominará el mundo", resumió la
importancia estratégica de esta zona.
El postulado no sirvió de mucho al Imperio Británico, pues en
aquel momento cedía funciones ante las que fueran sus Trece
Colonias, y estas asumieron el relevo hegemónico con todo lo que
ello implicaba, incluso la teoría de Mackinder.
Al analizar con atención el mapa de Eurasia, se observa que la
zona a la cual se refería el estudioso, donde se encuentran
Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Kirguistán, sirve
de enlace hacia puntos neurálgicos de la actualidad mundial como
Oriente Medio e Irán, y también China y Rusia.
Durante casi todo el siglo pasado, los cinco países formaron
parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pero
después de 1991 quedaron independientes con economías muy débiles
que a partir de entonces han tratado de restaurar de cualquier modo,
incluso arrendando su tan preciada posición geográfica.
Sucede así con Kirguistán, que según un acuerdo con Estados
Unidos, el cual vence en el 2014, ofrece su territorio para el
tránsito de cargas militares hacia Afganistán, para el aeropuerto de
Manas, ubicado en la capital, Biskek.
En realidad, la instalación acoge desde diciembre del 2001 una
base aérea estadounidense que más tarde fue rebautizada como "centro
de tránsito", y es la principal ubicación logística para el
transporte de cargas y militares a Afganistán. Se calcula que
Washington mantiene allí alrededor de 1 500 efectivos, a pesar de
que el Gobierno kirguís ha amenazado constantemente con no renovar
el convenio, y juega así con los intereses de Estados Unidos pero
también con los de Rusia, que observa cómo el Pentágono hace y
deshace a su antojo a escasos pasos de sus fronteras.
En el 2009, el ex presidente Kurmanbek Bakiev, hizo las veces de
casero indeciso y no le fue nada mal. Anunció que cerraría la base,
con lo cual logró que el Kremlin le otorgara un préstamo de dos mil
millones de dólares, pero luego dio marcha atrás y consiguió que la
Casa Blanca aumentara su renta de 17 millones a 60 millones de
dólares al año.
Mayor aún es el beneficio que obtiene el gobierno norteamericano.
El investigador estadounidense William Engdahl señala que, como en
los años 1960 y 1970 en Vietnam, es cada vez más evidente que
Washington ha concebido deliberadamente la "guerra contra el
terrorismo" en Afganistán para que sea otro "conflicto sin
vencedor".
El experto ruso y consultante del Pentágono, Ariel Cohen, expuso
en el 2003 que desde la década de 1990 los funcionarios oficiales
elaboraron varias alternativas para organizar la racionalización de
la presencia estadounidense en Eurasia. Resumieron el conjunto del
plan en controlar los recursos energéticos y la red de transporte
por tuberías, impedir la hegemonía china o rusa, y usar la región
como trampolín para futuras operaciones en Irán.
"El fracaso bélico en la nación islámica está programado para
justificar un aumento de la presencia militar en Kirguistán y el
resto de los países de la zona. Antes de que la rebelión popular
llevara a Bakiev a exilarse en marzo pasado, Estados Unidos estaba
ya bien encaminado en la extensión de la guerra gracias a acuerdos
firmados para la construcción de varios campos de entrenamiento
antiterrorista en el país", añade el analista.
Expertos opinan que la influencia de la CIA sobre el tráfico de
droga en Afganistán es totalmente similar a la que ejerció la
agencia sobre el tráfico de opio en el sudeste asiático durante la
guerra de Vietnam, lo cual es muy alarmante. Según Engdahl, en esos
dos conflictos el tráfico no servía para alcanzar objetivos de orden
militar, pero se encontraba en el vértice de la estrategia global de
la Casa Blanca.
Cohen, experto en Rusia y Asia Central, explicó que desde antes
de los atentados del 2001 Estados Unidos planeaba el envío de
fuerzas a Asia Central, y que sus actividades en las ex repúblicas
soviéticas, entre ellas Kirguistán y Uzbekistán, habían comenzado
mucho antes que la "guerra contra el terrorismo".
El papel de Kirguistán es decisivo para los planes
estadounidenses en la zona, Rusia está al tanto, China e Irán están
al tanto. Todo parece indicar que las previsiones de Mackinder no
estuvieron del todo erradas, como tampoco lo estuvo el escritor
francés Julio Verne, al reflejar en su obra la obsesión que puede
inundar al ser humano cuando cree posible apropiarse de los secretos
del mismísimo centro de la Tierra. El actual imperio seguirá
combatiendo por alzarse con este cetro, aunque, a diferencia de como
ocurrió con el profesor Otto Lidenbrock, este final sería feliz solo
para unos pocos.