Viaje al centro de la Tierra

ALIANA NIEVES QUESADA

A comienzos del siglo XX, el geógrafo británico Halford John Mackinder predijo que Eurasia sería un .día el centro del poder político que dominaría el mundo. Mackinder, considerado el padre de la geopolítica, basó su hipótesis en la riqueza de los recursos naturales de la región, la explotación de los medios de comunicación terrestre y la inaccesibilidad por mar hacia el territorio. Su idea fue bautizada como la Teoría de la Isla Mundial, del Área Pivote o Región Cardial, y con la frase "quien controle Europa del Este (... ) dominará el mundo", resumió la importancia estratégica de esta zona.

El postulado no sirvió de mucho al Imperio Británico, pues en aquel momento cedía funciones ante las que fueran sus Trece Colonias, y estas asumieron el relevo hegemónico con todo lo que ello implicaba, incluso la teoría de Mackinder.

Al analizar con atención el mapa de Eurasia, se observa que la zona a la cual se refería el estudioso, donde se encuentran Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Kirguistán, sirve de enlace hacia puntos neurálgicos de la actualidad mundial como Oriente Medio e Irán, y también China y Rusia.

Durante casi todo el siglo pasado, los cinco países formaron parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pero después de 1991 quedaron independientes con economías muy débiles que a partir de entonces han tratado de restaurar de cualquier modo, incluso arrendando su tan preciada posición geográfica.

Sucede así con Kirguistán, que según un acuerdo con Estados Unidos, el cual vence en el 2014, ofrece su territorio para el tránsito de cargas militares hacia Afganistán, para el aeropuerto de Manas, ubicado en la capital, Biskek.

En realidad, la instalación acoge desde diciembre del 2001 una base aérea estadounidense que más tarde fue rebautizada como "centro de tránsito", y es la principal ubicación logística para el transporte de cargas y militares a Afganistán. Se calcula que Washington mantiene allí alrededor de 1 500 efectivos, a pesar de que el Gobierno kirguís ha amenazado constantemente con no renovar el convenio, y juega así con los intereses de Estados Unidos pero también con los de Rusia, que observa cómo el Pentágono hace y deshace a su antojo a escasos pasos de sus fronteras.

En el 2009, el ex presidente Kurmanbek Bakiev, hizo las veces de casero indeciso y no le fue nada mal. Anunció que cerraría la base, con lo cual logró que el Kremlin le otorgara un préstamo de dos mil millones de dólares, pero luego dio marcha atrás y consiguió que la Casa Blanca aumentara su renta de 17 millones a 60 millones de dólares al año.

Mayor aún es el beneficio que obtiene el gobierno norteamericano. El investigador estadounidense William Engdahl señala que, como en los años 1960 y 1970 en Vietnam, es cada vez más evidente que Washington ha concebido deliberadamente la "guerra contra el terrorismo" en Afganistán para que sea otro "conflicto sin vencedor".

El experto ruso y consultante del Pentágono, Ariel Cohen, expuso en el 2003 que desde la década de 1990 los funcionarios oficiales elaboraron varias alternativas para organizar la racionalización de la presencia estadounidense en Eurasia. Resumieron el conjunto del plan en controlar los recursos energéticos y la red de transporte por tuberías, impedir la hegemonía china o rusa, y usar la región como trampolín para futuras operaciones en Irán.

"El fracaso bélico en la nación islámica está programado para justificar un aumento de la presencia militar en Kirguistán y el resto de los países de la zona. Antes de que la rebelión popular llevara a Bakiev a exilarse en marzo pasado, Estados Unidos estaba ya bien encaminado en la extensión de la guerra gracias a acuerdos firmados para la construcción de varios campos de entrenamiento antiterrorista en el país", añade el analista.

Expertos opinan que la influencia de la CIA sobre el tráfico de droga en Afganistán es totalmente similar a la que ejerció la agencia sobre el tráfico de opio en el sudeste asiático durante la guerra de Vietnam, lo cual es muy alarmante. Según Engdahl, en esos dos conflictos el tráfico no servía para alcanzar objetivos de orden militar, pero se encontraba en el vértice de la estrategia global de la Casa Blanca.

Cohen, experto en Rusia y Asia Central, explicó que desde antes de los atentados del 2001 Estados Unidos planeaba el envío de fuerzas a Asia Central, y que sus actividades en las ex repúblicas soviéticas, entre ellas Kirguistán y Uzbekistán, habían comenzado mucho antes que la "guerra contra el terrorismo".

El papel de Kirguistán es decisivo para los planes estadounidenses en la zona, Rusia está al tanto, China e Irán están al tanto. Todo parece indicar que las previsiones de Mackinder no estuvieron del todo erradas, como tampoco lo estuvo el escritor francés Julio Verne, al reflejar en su obra la obsesión que puede inundar al ser humano cuando cree posible apropiarse de los secretos del mismísimo centro de la Tierra. El actual imperio seguirá combatiendo por alzarse con este cetro, aunque, a diferencia de como ocurrió con el profesor Otto Lidenbrock, este final sería feliz solo para unos pocos.

 

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