No
es noticia que los precios de los alimentos están subiendo
descontroladamente por el mundo entero, pero ¿a qué se debe?
Se han ofrecido varias explicaciones, incluyendo los desastres
meteorológicos —inundaciones y sequías— relacionados con el cambio
climático, el boom de los biocombustibles, la subida en el precio
del petróleo, y el aumento de la demanda de carne y grano de las
crecientes clases medias de China e India. Pero hay otro factor
muchísimo más importante que es ignorado en la mayoría de los
análisis: la especulación por parte de inversionistas que ven en los
alimentos un nuevo horizonte de lucro.
Según la autora y analista catalana Esther Vivas, a mediados del
2010 "la especulación alimentaria golpeaba de nuevo y el precio de
los alimentos volvía a subir", por lo que "los especuladores se
vieron incentivados para pedir nuevos préstamos y comprar mercancías
que previsiblemente aumentarían rápidamente de valor. Los mismos
bancos, fondos de alto riesgo, etc., que causaron la crisis de las
hipotecas subprime son, actualmente, los responsables de la
especulación con las materias primas y el aumento del precio de la
comida, aprovechándose de unos mercados globales de mercancías
profundamente desregularizados".
"El desmedido flujo de capitales especulativos distorsiona los
mercados en tal medida que ya no sirven para la formación de precios
de los alimentos", sostiene la campaña Derecho a la Alimentación.
"Los mercados a futuro no reflejan la situación real de oferta y
demanda en los mercados agrícolas y sus precios no convergen con los
del mercado al contado, ni proporcionan una cobertura efectiva
contra las fluctuaciones. La falta de convergencia en los precios y
la alta volatilidad han hecho que los mercados de futuros sobre
materias primas agrícolas sean poco fiables en cuanto a la
estimación de los precios y de poca utilidad en la gestión de riesgo
para productores y consumidores".
Y, ¿qué es un especulador? Es quien ni produce ni usa la
mercancía pero que arriesga capital comprando y vendiendo contratos
a futuro de la mercancía en cuestión, con el objeto de hacerse de
una ganancia a partir de la variación en su precio. El contrato a
futuro es básicamente una apuesta a que el precio de una mercancía
determinada va a subir o bajar.
El especulador no trabaja en la economía del mundo real, en la
que se venden bienes y servicios para el beneficio de la sociedad,
sino que trabaja en lo que se conoce como la economía financiera.
"La economía financiera es la que crea dinero a través de la
especulación con el dinero, sin mediar la producción de algo que
luego se vende, es decir, sin que exista casi ningún intercambio de
materia, trabajo y energía", informa un documento educativo de
Derecho a la Alimentación. "En la economía financiera, por ejemplo,
se compran acciones para intentar venderlas más tarde obteniendo con
ello un beneficio sin haber aportado nada a la sociedad".
Siempre ha habido especulación, pero como resultado de la
desregulación de años recientes, esta ha aumentado a una velocidad
alarmante. Entre el 2003 y el 2008 la inversión en índices
vinculados con el negocio de las materias primas se multiplicó por
veinte, subiendo de 13 mil millones a 260 mil millones de dólares.
Cuando hay tanta especulación, los postulados de la economía liberal
clásica de oferta y demanda ya no tienen aplicabilidad.
Dice el relator de las Naciones Unidas sobre el derecho a la
alimentación, Olivier de Schutter, "cuando llegan las informaciones
sobre los incendios en Rusia o el exceso de lluvias en Canadá,
algunos operadores prefieren no vender inmediatamente, mientras que
los compradores buscan comprar lo más pronto posible". El Instituto
para la Política Agrícola y de Comercio de Estados Unidos le
atribuye a la especulación hasta 31 % de la subida del precio del
maíz en julio del 2008. Y si no es por la especulación, ¿de qué otro
modo se puede explicar que el precio del arroz a futuro subió 31 %
en unas pocas horas el 31 de marzo del 2008? ¿Cómo entonces explicar
que el trigo subió 46 % entre el 10 de enero y el 26 de febrero del
2008, aumento que se cayó casi en su totalidad en mayo y entonces
subió 21 % a principios de junio y luego bajó otra vez en agosto?
Se hace cada vez más claro que para atender la crisis alimentaria
hay que regular los mercados financieros y poner a los especuladores
en su sitio. Pero para los neoliberales, tal propuesta es
impensable. Citamos al economista Joseph Stiglitz, ganador del
Premio Nobel de Economía: "El fundamentalismo de mercado neoliberal
siempre ha sido una doctrina política que sirve a determinados
intereses. Nunca ha estado respaldado por la teoría económica. Y,
como debería haber quedado claro, tampoco está respaldado por la
experiencia histórica. Aprender esta lección tal vez sea un rayo de
luz en medio de la nube que ahora se cierne sobre la economía
mundial".