No por casualidad, durante la última visita realizada por el
Grupo Nacional de Agricultura Urbana y Suburbana, su jefe, el doctor
Adolfo Rodríguez Nodals, exhortó a que otras se empeñaran en lograr
igual aceptación, calidad en los productos y tan favorable estado de
ánimo entre los obreros.
"Nosotros somos una familia, para todo" —enfatiza Mara García
Espinosa, administradora. Desde que llegamos temprano en la mañana
hacemos lo que sea necesario: incorporamos materia orgánica,
sembramos, limpiamos, realizamos riego, aplicamos medios biológicos,
cosechamos¼ incluidos los dos
trabajadores encargados de la protección, quienes también cooperan
con los demás en los canteros."
Ese estilo (sentido real de una pertenencia que se revierte en
beneficio individual, colectivo y social) es una de las razones
principales para que cinco hombres y tres mujeres mantengan todo el
tiempo en explotación los 111 canteros existentes, con unos 16 o más
productos sembrados y, generalmente, una decena de ellos en venta,
según afirma Geidys Benítez Leyva, fundadora y dependienta de la
unidad.
"Por aquí pasan muchas personas —añade Geidys— y compran bastante
hortalizas y vegetales, pero el peso fundamental está en las
escuelas, círculos infantiles, hospitales y otros centros, que en
general representan el 70 % de las ventas que realizamos."
Cada vez más familiarizados con la lombricultura, y productores
directos de una parte de la semilla que requieren, los trabajadores
del semiprotegido Toma de Las Tunas no se conforman con las 62,8
toneladas producidas en el 2011 y van por más este año.