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La reencarnación de Maisanta
Hace 20 años, en el cuartel San Carlos, de
Caracas, donde guardaba prisión tras protagonizar el alzamiento
militar del 4 de febrero de 1992, el teniente coronel Hugo Chávez
recibió en ceremonia familiar el escapulario de su bisabuelo Pedro
Pérez Delgado, el legendario general Maisanta de la guerra contra
los federales
JUAN ANTONIO BORREGO
"Unos lo llaman Maisanta
y otros el Americano.
Americano lo mientan
porque es buen mozo y catire:
entre bayo y alazano¼ "
Andrés Eloy Blanco
Decían que había sido un asesino, que mataba a la gente, les
cortaba el cuello y luego exhibía la cabeza de sus víctimas en el
pico de la silla, ha contado Elena Frías, la madre del presidente
Hugo Chávez, al referir las macabras versiones recibidas de
generación en generación sobre su abuelo Pedro Pérez Delgado, el
legendario general Maisanta.
La
leyenda de Maisanta, esbozada casi a diario por su biznieto y
defensor cabal, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, tuvo quizás
su punto de partida en 1895, cuando el adolescente, "para preservar
la honra de la familia", se enfrentó y le dio muerte a Pedro Macías,
un coronel del pueblo de Ospino, donde vivían, quien al decir de la
gente había "embarrigonado" y dejado a su suerte a la hermana Petra,
suceso que convirtió a la comarca en un hervidero de chismes.
El episodio de la venganza y también la falta de otras
referencias marcaron a Maisanta con la imagen de hombre malvado,
asesino y cuatrero, grabada en el imaginario social e incluso en
buena parte de la familia Frías.
Insatisfecho con el estigma acuñado, Chávez decidió en su época
de adolescencia y juventud averiguar por sí mismo la verdadera
historia de Pedro Pérez Delgado, anduvo por su ruta familiar,
entrevistó descendientes, rastreó en los archivos de la guerra y
bebió de la fecunda tradición oral del llano.
Las pesquisas le permitieron "descubrir" que su bisabuelo,
inspirador recurrente de corridos de caballería, fábulas y relatos
de cronistas en las sabanas occidentales de Venezuela, en realidad
había sido un hombre valiente, de sólidos principios y consecuente
hasta la muerte con sus ideales.
EL ÚLTIMO HOMBRE A CABALLO
Maisanta, apodo heredado de su grito de guerra (Madre Santa), que
pronunciaba en el momento supremo de la batalla. Según relata el
médico y escritor barinés José León Tapias en su libro Maisanta,
el último hombre a caballo, se fue a la guerra contra los
federales cuando solo contaba 17 años y sin estar afiliado a partido
alguno porque, según sus propias confesiones, era solo un
revolucionario.
Aseguran que su padre, el coronel Pedro Pérez Pérez, quien había
peleado junto a las huestes de Ezequiel Zamora, en Semana Santa
sacaba el fusil de campaña, lo paraba contra la pared de la casa y
en un ritual que nunca se ocupó de explicar a nadie, le gritaba:
"¡Estás vencido!", y allí lo dejaba hasta el Domingo de la
Resurrección.
Maisanta
según Darín Ceras Bautista.
De esa savia bebió el hijo, quien "con sus macheteros desnudos,
entrando a tajo limpio contra las tropas del gobierno de Juan
Vicente Gómez" se fue al ataque de San Fernando, la toma de Puerto
Nutrias y el asalto al cuartel de Elorza para tejer la historia del
combatiente irreductible y general de los llanos.
En aquellas campañas de fines del siglo XIX guerreó por toda la
sabana —ha contado Chávez—, se alistó primero con el General José
Manuel Hernández, el "Mocho", y después a las órdenes de Cipriano
Castro, líder de la revolución restauradora con la que Venezuela
estrenó el siglo XX.
La leyenda de Maisanta se extendió sobre todo por los llanos del
Guárico, de Barinas, del Apure, del Arauca y del Casanare, del
Vichada, del Meta y más allá. "Es memoria viva de un tiempo de
rebeldía, era la rebeldía contra el imperio que tomaba Venezuela
buscando petróleo; era la rebeldía de los hombres y de las mujeres
de la Patria que se alzaron contra Juan Vicente Gómez", ha reiterado
su biznieto, el presidente Chávez.
EL ESCAPULARIO DE MAISANTA
Andrés Eloy Blanco, poeta insigne de Venezuela, quien lo conoció
en la prisión, recogió parte de la épica del guerrero en su poema
Un corrío de caballería, que Chávez aprendió de memoria y que
recitaba por los cuarteles cuando hacía proselitismo entre los
soldados.
Precisamente en la cárcel, en el castillo Libertador, de Puerto
Cabello, encontró la muerte el general Maisanta en 1924, dicen
algunos que como consecuencia de un infarto. Su hija Ana Domínguez
de Lombano, sin embargo, asegura que "le envenenaron la comida con
vidrio molido por orden del general Juan Vicente Gómez".
Al morir, Pedro Pérez Delgado llevaba en su pecho el escapulario
de la Virgen del Socorro, con la Cruz de Espadas y los laureles de
la victoria, que su madre le cosiera tiempo atrás y que por suerte
quedó a buen resguardo. Al cabo de los años por decisión familiar la
prenda fue heredada por Gilberto Lombano Domínguez, nieto de
Maisanta y primo de Chávez.
Tras los sucesos del 4 de febrero de 1992, hace exactamente dos
décadas, y previa consulta con su madre, Gilberto no lo pensó dos
veces y se apareció resuelto al cuartel San Carlos, en Caracas,
donde guardaba prisión Hugo Chávez, principal promotor del reciente
alzamiento militar.
Era el 29 de febrero y en medio de la primera visita familiar que
se le concedía al prisionero, con la presencia de sus padres,
hermanos y compañeros de cárcel, se improvisó una ceremonia inusual,
pero llena de simbolismo:
- Primo, le impongo este escapulario —le dijo Gilberto—
para que pegue el grito de guerra de Maisanta. Él acaba de
reencarnar en usted.
Fuentes:
-José León Tapias: Maisanta, el último hombre a caballo.
Caracas 2000.
-Oldman Botello: Historia documentada del legendario Pedro Pérez
Delgado. Maisanta. Caracas 2005.
-Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez: Chávez nuestro. La Habana
2004.
-Relatorías del programa "Aló Presidente" fundado por Chávez. |