Los altos precios de la gasolina en Estados Unidos se
convirtieron hoy en la más reciente fuente de críticas republicanas
contra el presidente Barack Obama, en concordancia con el guión de
un año electoral donde vale todo.
Vemos a un jefe de Estado para el cual el consumo energético es
un problema específico de los ciudadanos estadounidenses, y por eso
no mueve un solo dedo para aminorar el alza de los costos, proclamó
este martes el candidato presidencial Rick Santorum.
El portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner,
aseguró: desde que Obama llegó a la Casa Blanca los precios de este
combustible se han incrementado en más de en un 90 por ciento en
todo el país.
Este encarecimiento de la gasolina es una orden directa del
Ejecutivo. Recuerden que su secretario de Energía, Steven Chu,
sugirió que nuestros costes debían subir hasta nivelarse con los de
Europa, apuntó el aspirante a la Oficina Oval Newt Gingrich.
El analista político Bill O'Reilly, de tendencia republicana,
comentó en la cadena Fox News que los precios del galón (3,78
litros) en varios estados bordean 4,50 dólares, el más alto valor en
el ámbito nacional desde mediados de 2011.
Ante este inquietante panorama no escuchamos que el Presidente se
haya manifestado, y es extraño, porque Obama siempre dice que quiere
redistribuir ingresos y ayudar a la clase trabajadora americana,
ironizó O'Reilly.
La explicación de economistas estadounidenses es que los números
actuales resultan de una temporal obstrucción en el progreso de la
industria, combinada con tensiones políticas relacionadas con Irán y
preocupaciones por la deuda de naciones europeas, apuntó Prensa
Latina.
La representante republicana Cathy McMorris Rodgers acusó antes a
Obama de convertir a Estados Unidos en un territorio económico
incapaz de competir con gigantes manufactureros como China.
McMorris Rodgers subrayó que la Casa Blanca solo dedica esfuerzos
a incrementar la deuda federal, multiplicar impuestos y destruir
posiciones laborales.
Según la diputada por Washington, el presupuesto anual defendido
por el mandatario demócrata encamina al país hacia una situación
parecida a la de Grecia, que se esfuerza para cuadrar sus metas
fiscales y recibir préstamos millonarios.
En lugar de reducir nuestra deuda y adoptar decisiones
eficientes, el Presidente propone que gastemos más y más, enfatizó
la congresista, y añadió que los altos impuestos causarán la
desaparición de miles de empleos.
Pese a algunos ajustes positivos en el panorama recesivo general,
la macroeconomía estadounidense sigue lidiando con un remanente de
12 millones de desempleados y más de 40 millones de pobres o núcleos
familiares de bajos ingresos.