De
colmos y exhuberancias está lleno el mundo de la moda. La última
campaña publicitaria de la prestigiosa marca DKNY fue esta vez la
gota que llenó el vaso y desató la polémica en el tan llevado y
traído universo fashion, gusto de todos y privilegio para pocos. Con
un lujo desbordante, la famosa diseñadora norteamericana escogió
como escenario para promocionar su línea de ropa de primavera nada
menos que la ciudad de Jacmel, en el sudeste de Haití.
En la imagen del anuncio, la firma difunde en el cuerpo de la
modelo brasileña Adriana Lima una de las prendas de la colección,
cuyo precio ronda los 1 500 euros. Mientras, al margen de la
fotografía y casi imperceptibles, aparecen dos jóvenes haitianos
observando el generoso modelito y el esplendor al que muy pocos en
Haití tienen acceso.
Como era de esperar, la instantánea desató inmediatamente la
controversia y reacción de los medios y redes sociales, quienes la
tildaron de racista, insensible, ofensiva e incluso imperialista.
¿Qué estaría pensando la diseñadora al contraponer los extremos de
dos realidades para nada semejantes? ¿Qué pretendía lograr con la
mezcla? ¡Sería acaso el dejar ver que al lado de la pobreza sus
costosas piezas lucen mejor!
Pues en un comunicado los portavoces de la firma argumentaron que
"la campaña infunde el vibrante espíritu de Haití con la sexy
inspiración de Nueva York" y que el objetivo de las imágenes
—aparentemente inspiradas en el trabajo del artista haitiano
Philippe Dodard— era dar a conocer la cultura del país caribeño.
La marca aseguró además que la intención de la diseñadora, quien
posee una fundación llamada Hope, Help & Rebuild Haiti (Esperanza,
Ayuda y Reconstrucción para Haití), no era ofender. "Haití fue una
inspiración natural para la colección de primavera del 2012. Donna
Karan ha estado profundamente comprometida en apoyar y dar confianza
a Haití desde el terremoto", declararon los representantes.
La explicación para justificar el fiasco terminó siendo un
informe (sin aportar cifras) sobre la labor de la artista en la
reconstrucción del país. Según manifestaron, la Karan —que ha estado
en la isla media docena de veces— considera Haití su "pasión
personal".
Sin ánimo de cuestionar las pasiones de cada cual, ¿conocerá
acaso Donna Karan las costumbres y la realidad del pueblo haitiano?,
¿sabrá que el espíritu vibrante de los haitianos no tiene nada que
ver con la penumbra y las miradas recelosas y perdidas de los
jóvenes de la foto?, ¿qué percepción tiene la diseñadora de este
pueblo cuando en su anuncio solo enfatiza la belleza de una mujer
blanca?
Para dar a conocer la cultura de un país lo mejor es centrarse en
sus costumbres. De ser así, en realidad, a la campaña de la
"apasionada" diseñadora le faltó, por ejemplo, tener en cuenta la
elegancia tradicional y recatada de los haitianos, la voluptuosidad
de sus mujeres, la viveza de los colores con los que visten y el uso
de accesorios que, como las carteras, muchas veces las mujeres en el
campo prefieren cargar en la cabeza.