Agricultura Urbana y Suburbana

Con la mirilla en mayores resultados

SHEYLA DELGADO GUERRA

Como dijo en Cienfuegos Esteban Lazo Hernández, miembro del Buró Político y vicepresidente del Consejo de Estado: ¿Por qué esperar a que sea el Grupo Nacional quien detecte los problemas de un municipio, cuando existe una estructura allí que debe responder por eso? Tal tiene que ser la necesidad y el propósito de todos los días.

Cómo aprovechar mejor la tierra, emplear eficientemente la tracción animal e imprimirle nuevos bríos a este programa en cada municipio, figuraron entre los temas rectores del Balance Anual de la Agricultura Urbana y Suburbana, efectuado el pasado domingo en Cienfuegos.

Inobjetablemente, el 2011 fue un año de resultados satisfactorios en este sentido, con una producción de 1 millón 092 mil 926 toneladas entre hortalizas y condimentos frescos, lo que significa 42 mil toneladas más que lo planificado. Esto fue un reflejo directo de que cuando se incrementan la exigencia y el control sobre la producción, se le puede cerrar el paso a la incompetencia y a la irresponsabilidad.

Como informó Adolfo Rodríguez Nodals, miembro del Comité Central del Partido y jefe del Grupo Nacional de la Agricultura Urbana y Suburbana (GNAUS), de las 8 912 hectáreas con que cuenta este Movimiento en el país, 1 275 corresponden a organopónicos, 7 396 a huertos intensivos y las 241 restantes a cultivos semiprotegidos. Y anunció que se trabaja con vistas a completar 10 mil hectáreas.

También se encuentran en proceso de terminación más de 100 hectáreas destinadas a los cultivos semiprotegidos, que requieren de malla de sombreo y equipos de riego.

Otras fortalezas del Movimiento radican en el trabajo sostenido y directo con la base productiva a través de capacitaciones, asesoramiento constante y control sistemático a los agricultores, así como la viabilización a estos de soportes científico-técnicos y tecnológicos en función de mayor productividad y eficiencia, en un país donde el 75 % de su población reside en zonas urbanas y periurbanas.

En el caso de la Agricultura Suburbana (ASU), al cierre de diciembre del 2011, el alistamiento de fincas también aumentó, logrando incorporar solo ese año unas 34 355 unidades, mientras en igual periodo de tiempo se limpiaron de marabú más de 59 400 hectáreas.

En tanto, de las áreas comprendidas en los 158 Proyectos Municipales de la ASU, apenas el 7 % se encuentra bajo riego, razón por la cual la agricultura de secano comprende la mayor parte de la superficie en explotación.

Uno de los resultados más significativos el pasado año, en relación con la producción de hortalizas de hoja, fue el rendimiento alcanzado de 19 kilogramos por metro cuadrado, de los 20 que se demandan. No obstante, según datos informados por Gustavo Rodríguez Rollero, titular de la Agricultura, ese kilogramo por metro cuadrado dejado de producir representa 10 toneladas menos por cada hectárea en un año, o sea, un déficit productivo de 2 410 toneladas en total, teniendo en cuenta el área actual en explotación.

Ese hecho, unido al lento avance de la recuperación de hectáreas afectadas por equipos y sistemas de riego, debido al arribo tardío de recursos necesarios y a dificultades relativas al proceso de financiamiento, dan la medida de hacia dónde debe estar focalizada la "mirilla" del Grupo Nacional en aras de continuar perfeccionando su modelo de gestión y alcanzar los resultados esperados.

Para ello resulta ineludible apretar bien los eslabones de esta cadena desde la base. Cada municipio debe sentirse protagónico y cada hombre asumir su cuota de responsabilidad, pero no para convertirla en retórica "archimanida", sino en autocompromiso y en desvelo, en punto de partida y meta al mismo tiempo. Y esto sin esperar a una evaluación ni a un Balance Anual.

 

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