El gobierno conservador español aprobó hoy por decreto una
legislación laboral que abarata los despidos de los trabajadores,
como parte de las duras reformas estructurales exigidas por la Unión
Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional, dio a conocer
Prensa Latina.
La administración de Mariano Rajoy, del derechista Partido
Popular (PP), rebajó el coste de indemnización por despido
improcedente a 33 días por año trabajado, desde los 45 actuales, y
con un tope de 24 mensualidades, frente a las 42 vigentes.
Según anunció en rueda de prensa, la ministra española de Empleo,
Fátima Báñez, quien calificó de histórica esta nueva modificación
del mercado de trabajo -la segunda en menos de dos años-, el despido
procedente (por causa justificada) será de 20 días y 12
mensualidades.
Al término de la reunión semanal del Consejo de Ministros, la
vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró,
por su parte, que la iniciativa adoptada este viernes marcará un
antes y un después en la legislación laboral de este país europeo.
Ambas vías, la de reducir las indemnizaciones por despido
improcedente (la más utilizada en España, pese a ser el camino más
costoso) y la de facilitar la rescisión procedente, ya fueron
exploradas por el anterior ejecutivo socialista con su reforma
laboral de 2010.
La de hoy es la tercera gran transformación económica emprendida
por el gobernante PP, tras la reforma presupuestaria para lograr el
déficit cero en 2020 y la del sector bancario, con el objetivo de
sanearlo de sus activos inmobiliarios problemáticos.
Rajoy afronta ahora otro punto débil de la economía nacional, el
desempleo, que al cierre de 2011 superó la barrera de los cinco
millones de parados, el 22,8 por ciento de la población activa, la
tasa más alta de la UE.
De acuerdo con el Palacio de la Moncloa (sede del poder central),
el objetivo de la flamante normativa es facilitar la contratación,
evitar los despidos, reducir la dualidad entre trabajadores
temporales y fijos y atajar las causas de la economía sumergida.
Sin embargo, para los dos sindicatos mayoritarios de la nación
ibérica, Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores
(UGT), las reformas laborales no crean empleo por sí mismas.
A su juicio, todos los cambios introducidos hasta ahora en el
mercado de trabajo han aumentado el desempleo y la precariedad del
mismo, porque las dificultades de la economía española no se
resuelven con estos cambios legislativos.
El problema brutal ha sido la caída de la actividad como
resultado de los paquetes de ajuste y recortes que se están
aplicando en España y Europa, lo cual demuestra el fracaso de las
políticas neoliberales, aseguró hace unos días Toni Ferrer, de la
UGT.
En opinión del secretario general de la UGT, Cándido Méndez, lo
que se pretende con la reforma es sacrificar derechos, que ya están
muy tocados, para contentar a los mercados financieros.