Pido
licencia a Francisco de Quevedo, ese portento del Siglo de Oro
español para reformar el título de su conocida letrilla que encabeza
este artículo. Como se trata de las elecciones presidenciales de los
Estados Unidos, empleamos el término de Super Pac como dinero por
antonomasia y Don Dinero se convierte en Super PAC.
En un artículo anterior ("El dinero, sus procedimientos y los
macetas", Granma, 31 de agosto del 2011) expusimos cómo las
decisiones del Tribunal Supremo de Justicia y la Comisión Federal
Electoral de Estados Unidos habían despejado el camino para la
privatización de los comicios en Estados Unidos al permitir en las
campañas el uso en forma ilimitada del dinero de las corporaciones y
los ricos.
Hoy, cuando apenas ha comenzado la etapa de primarias y caucuses
para definir quién entre los aspirantes del Partido Republicano será
el candidato a la presidencia de la Unión, se ha formado un consenso
entre analistas y comentaristas políticos de que el dinero de los
Super PAC será el factor que definirá esta etapa y posiblemente la
de las elecciones generales.
Al mismo tiempo, llegan a nivel de escándalo las evidentes
violaciones éticas y legales que se cometen en la actividad de esas
organizaciones y el afán de lucro de directivos, consultantes,
especialistas, medios de difusión tradicionales y electrónicos en la
rebatiña por los fondos aportados por las acaudaladas personas e
instituciones interesadas en influir en la repartición de las cuotas
del poder del estado y del gobierno en Estados Unidos, y hasta Obama
"ha tirado la toalla".
El lunes 6 de febrero, a las diez de la noche, Jim Messina,
administrador de la campaña de Obama, realizó una llamada al "Comité
Nacional Financiero" que agrupa a sus principales recaudadores de
dinero, para informarles que —contrario a las posiciones mantenidas
hasta ese momento— debían promover donaciones al Super PAC
Priorities USA.
Uno de los principales funcionarios de la campaña de Obama
expresó que el asunto se decidió "dado la cantidad de dinero que los
Super PAC republicanos están recaudando". El medio digital Político,
vinculado a los demócratas, no pudo evitar señalar que esta decisión
de Obama podía considerarse "como un acto de necesidad o hipocresía,
en dependencia del punto de vista de cada observador".
Y es que, hasta ese lunes, la posición de Obama había sido
contraria a este tipo de donaciones, aunque en realidad cuando el
ciclo electoral del 2008 Obama se convirtió en el primer candidato
presidencial desde el escándalo Watergate en renunciar a recibir
para la campaña electoral fondos de las arcas federales según estaba
establecido por la ley y, en su lugar, lanzó un amplio programa de
recaudación de fondos privados alcanzando la suma récord de 750
millones de dólares.
Pero siempre le quedó el prurito de criticar las donaciones de
grandes corporaciones y casas financieras, aunque no fue óbice para
que su equipo de campaña las aceptase.
Cuando en enero del 2010, el Tribunal Supremo tomó la primera
decisión sobre el asunto, Obama se creyó en la obligación de
criticar la decisión en un discurso tan importante como el Mensaje
al Congreso sobre el Estado de la Unión pronunciado el 27 de enero
del 2010 donde expresó: "Con todo el debido respecto a la separación
de poderes, el Tribunal Supremo ha dado marcha atrás a un siglo de
leyes que creo abrirá las compuertas a los intereses especiales
—incluyendo corporaciones foráneas— para gastar sin límites en
nuestras elecciones. Y pienso que las elecciones americanas no deben
ser financiadas por los intereses más poderosos de Estados Unidos, o
peor, por entidades extranjeras. Deben ser decididas por el pueblo
de Estados Unidos. E insto a demócratas y republicanos a sancionar
una ley que ayude a corregir algunos de estos problemas".
Menos de nueve meses después, cuando ya se hacía evidente que los
demócratas recibirían una soberana paliza en las elecciones de mitad
de mandato, Obama insistió con una crítica severa a los fondos que
los PAC republicanos crearon para intervenir en la campaña
electoral. Así, el 15 de octubre del 2010, mientras hacía campaña
por el candidato demócrata al escaño senatorial por Delaware, y
refiriéndose a la actuación de esas organizaciones republicanas,
supuestamente independientes, Obama expresó: "No tienen el coraje de
levantarse y revelar sus identidades. Pudieran ser compañías de
seguro de bancos de Wall Street o hasta corporaciones de propiedad
extranjera. No lo sabremos porque no se revelan. Pero esto no es
solo una amenaza a los demócratas (nota: se refiere a los miembros
del Partido Demócrata). Es una amenaza a nuestra democracia".
Sin embargo, el 5 de febrero de este año, durante la misma
entrevista con Matt Lauer, presentador del programa Today de NBC, en
la cual Obama dijo que se merecía un segundo mandato presidencial,
el mandatario pareció que abría una puerta de escape en un
comentario como de pasada: "¿Que si me gustaría ver el dinero en
grande fuera de la política? Me gustaría. Desafortunadamente, ahora
mismo en parte debido a las decisiones del Tribunal Supremo y una
pila de decisiones que hay por ahí, es muy difícil dar a conocer el
mensaje de uno sin tener algunos recursos".
Las cifras hablan por sí solas. Según un estudio de The New York
Times publicado el 3 de febrero basado en cifras oficiales de la
Comisión Electoral Federal, republicanos y demócratas habían
recaudado al finalizar el 2011 un total de 777 millones de dólares y
tenido gastos por 610,1 millones de dólares, sin haber empezado aún
las primarias.
Correspondió a los republicanos recaudar 410,8 millones de
dólares: 156,7 por los equipos de campañas de los candidatos; 184
por los comités nacional y congresionales del partido; y 70,1 por
los Super PAC. Agréguense a ese total 32,6 millones por la
organización independiente no lucrativas Crossroads GPS gemela del
Super PAC
Los demócratas ingresaron 366,1 millones de dólares: el equipo de
campaña de Obama recogió 139,5 millones; los comités del partido
nacional y congresionales 208,3 millones; y los Super PAC, 32,5
millones. Adicionalmente, las organizaciones no lucrativas gemelas
Priorities USA y American Bridge 21st Century Foundation recaudaron
un total de 5 millones.
Los gastos republicanos fueron de 290,5 millones: 127,3 millones
por los candidatos; 140,7 millones por los comités del partido; y
22,5 millones por los Super PAC. Por la parte demócrata la cifra
total fue de 319,6 millones (representa 39,6 millones más que los
republicanos): el equipo de Obama, a pesar de no haber otro
aspirante demócrata, gastó 126,4 millones; los comités del partido,
180,5; y los Super PAC, 12,7 millones.
Ninguna de las organizaciones no lucrativas demócratas o
republicanas reportaron sus niveles de gastos.
Menos de 24 horas después de las palabras de Obama en la
entrevista con Matt Lauer, y justo nueve meses antes de la elección
presidencial, las otrora altisonantes declaraciones quedaron como
"agua de borrajas" con la comunicación hecha por Jim Messina. Ha
sido un giro de 180 grados en las posiciones de Obama, aunque ya el
mes pasado, desde Chicago, el cuartel general de la campaña de Obama
había orientado al Comité Nacional Financiero de la organización
permitir a sus miembros solicitar contribuciones para Priorities USA
Action, la organización gemela, que no puede actuar para apoyar o
atacar a un candidato, pero sí puede hacer propaganda sobre temas
específicos y además transferir fondos a otras entidades. Como
organización supuestamente independiente y no lucrativa está exenta
de la obligación de revelar el nombre de sus donantes, que es
precisamente el hecho más criticado por Obama. Fue el primer paso
que tomó la campaña de Obama para eliminar toda restricción a
recibir el dinero de las corporaciones y los ricos, y lo hizo de una
manera callada.
El lado republicano no perdió un segundo en criticar la decisión
de Obama. Un vocero del Comité Nacional Republicano declaró: "Una
vez más, Obama ha demostrado que literalmente hará cualquier cosa
para ganar la elección, incluyendo cambiar posiciones sobre un tipo
de gastos de campaña que prácticamente lo llamó una amenaza a
nuestra democracia".
Y no le falta razón al vocero republicano. Ambas partes se han
situado del mismo lado de la cerca y se dedican a cambiar
acusaciones sobre quién es el mayor responsable de una práctica
común a ambos, cuyo resultado es prostituir cada vez más el proceso
electoral de Estados Unidos y entregar la decisión electoral al
poder del dinero, borrando lo poco que aún queda de democrático al
más antiguo sistema político del llamado mundo occidental.